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miércoles, 6 de junio de 2018

No quedan razas de caballos salvajes

Por DianaLeon

Una nueva investigación de ADN antiguo de distintas razas de caballos desmiente la teoría de que los Botai fueron los primeros en domesticar los caballos 5 mil años atrás, pues el nuevo estudio señala que los caballos modernos fueron domesticados por un grupo desconocido. Además, demuestra que los Przewalski de Mongolia, únicos caballos salvajes que se creía quedaban, no lo son.

Desde la antigüedad los caballos han formado parte de la vida de los humanos, como medio de transporte, en la guerra y en los cultivos. Los investigadores consideraban que los Botai, antiguo grupo de cazadores que habitaban el norte de Kazajstán, fueron los primeros que domesticaron a los caballos hace 5 mil años. Pero una nueva investigación de ADN antiguo desmiente esa teoría, señalando que los caballos modernos fueron domesticados por un grupo que permanece desconocido. Además, el estudio demuestra que los Przewalski de Mongolia, únicos caballos salvajes que se creía quedaban, no lo son verdaderamente.

Los Botai, además de utilizar sus caballos como alimento, los enjaezaban, ordeñaban las yeguas y los mantenían en corrales cercanos, lo que demuestra cierto grado de domesticación. Por eso se suponía que esos caballos eran los antepasados de los domésticos actuales, y para confirmarlo, los investigadores analizaron los genes de 88 caballos antiguos y modernos de diversas épocas y lugares de Eurasia. Pero los resultados señalaron, en primer lugar, que los caballos supuestamente salvajes de Przewalski estaban en la misma parte del árbol genealógico que los de Botai; relación que demuestra que escaparon de ese mismo grupo, por lo que ya no quedan caballos puramente salvajes.

Ludovic Orlando, del Centro Nacional Francés de Investigación Científica (CNRS) en la Universidad de Toulouse y uno de los autores del estudio señala que sus hallazgos literalmente ponen patas arriba lo que creían saber sobre el origen de los caballos modernos. En ese sentido explica que consideraban el último caballo salvaje en la Tierra es realmente descendiente de los primeros caballos domésticos, que sencillamente escaparon a la presión humana y se volvieron salvajes durante los últimos milenios.

El hecho de que los Przewalski no sean puramente salvajes los coteja con los mustangos de Norteamérica, que fueron introducidos por los conquistadores españoles, mezclas de la raza andaluza y árabe. Estos especímenes son cimarrones, animales que se escapan y se asilvestran, acostumbrándose a vivir en la naturaleza.

El otro resultado relevante del estudio es que, el resto de los caballos se encuentran en una rama separada del árbol, por lo que no son descendientes de los Botai. Aunque los investigadores desconocen a qué se debe esto, presentan dos posibles escenarios para explicarlo. En un primer escenario, cuando los jinetes Botai se expandieron, mezclaron a sus caballos con tantas especies salvajes que casi no quedaron especímenes del ADN original de Botai.

En el segundo caso, los especialistas creen que los caballos Botai no sobrevivieron y fueron reemplazados por caballos domesticados en otras partes, creando al menos dos centros de domesticación de caballos. Pero para aclarar lo que sucedió realmente, los científicos tendrán que continuar con sus investigaciones.