La contaminación está a favor del ictus
Los efectos nocivos en la salud humana por los altos índices de contaminación en la salud aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y determinados tumores, y también pueden generar déficit de atención en la escuela y alteraciones en el desarrollo cerebral de los niños, e incluso incrementar la mortalidad entre los propios fumadores.
La contaminación atmosférica que produce principalmente la combustión de motores diésel está directamente vinculada con un mayor riesgo de desarrollar un tipo de ictus; de hecho, el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas y el Instituto de Salud Global Barcelona constatan que la exposición a altas concentraciones de carbón negro conocido comúnmente como hollín aumenta a un 20 por ciento el riesgo de sufrir un ictus aterotrombótico.
Ya se conocía que la contaminación atmosférica elevaba la mortalidad por ictus a largo plazo pero, por primera vez, se ha demostrado que la exposición a concentraciones altas de hollín eleva a corto plazo el desarrollo de un accidente cerebrovascular. Los investigadores, analizaron la potencial influencia de dos elementos contaminantes, dígase de las partículas finas y el carbón negro. El estudio analizó los casos de más de 2 mil pacientes ingresados en los últimos años en el hospital del Mar con un ictus.
Los niveles de calidad del aire se midieron, a partir de las directrices que marcan los organismos europeos, con los datos de una estación en Barcelona y herramientas de geolocalización para ubicar a los pacientes. Según los investigadores, Barcelona y la zona del hospital del Mar tienen los mismos niveles de contaminación que la capital de Reino Unido, Londres.
Las partículas de hollín entran al organismo mediante la respiración y, a pesar de ser de un tamaño ínfimo, son capaces de generar reacciones inflamatorias que aumentan el estrés oxidativo, y pueden producir una vasoconstricción de las arterias que puede degenerar en una hipertensión, lo que a su vez alteraría el ritmo cardíaco.
Sin embargo, agrega el médico, la exposición a estos contaminantes no produce el ictus, sino que aumentan el riesgo su aparición en pacientes con factores ya detectados. La contaminación desencadena el ictus, pero no lo provoca, pues los afectados ya tienen factores de riesgo y arteroesclerosis de base.
Los resultados de esta investigación, explican los científicos, vuelven a poner sobre la mesa la necesidad de aumentar la conciencia de los riesgos de la contaminación y regular los niveles recomendados de concentración de hollín en el aire.