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martes, 1 de mayo de 2018

Podrían haber asesinado a dos estudiantes en el cine

Por Idefix

Luego de varios días de investigación en el caso de los estudiantes de cine de Tonalá, la Fiscalía General de Justicia de México (FGJE) detuvo a un par de sospechosos, del total de ocho probables criminales que perpetraron el asesinato de los muchachos Javier Salomón Aceves Gastélum, de 25 años, Jesús Daniel Díaz y Marco Ávalos, ambos de 20.

Los sospechosos, al prestar declaración a la FGEJ, dieron a conocer que cometieron este crimen siguiendo órdenes del cabecilla del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CNGJ), cuyos sicarios tenían el objetivo de mantener bajo vigilancia el domicilio de los estudiantes que se encontraban filmando un corto.

El caso es que los miembros del CNGJ se hallaban en búsqueda y captura de Diego “N”, también conocido como “El Diego”, un rival del CJNG cuya descripción de “hombre de baja estatura, piel blanca y casi calvo”, señas que supuestamente resultaron a los asesinos como parecidas con la de uno de los jóvenes estudiantes.

Así fue que en la noche del día 19 de marzo, el auto en que viajaba el trío de alumnos de la Universidad de Medios Audiovisuales de Guadalajara fue interceptado, y los secuestradores agarraron a Javier Aceves, que para ellos coincidió en aquel momento con su objetivo, el buscado “N”.

Lo cierto es que ni siquiera desde tan cerca los criminales se percataron (o no quisieron percatarse) de que aquel chico alto, robusto, pelirrojo, de cara redonda, con barba, expansores de orejas y con un gorro tipo vini en la cabeza, no era quien buscaban.

Según relató uno de los detenidos, nombrado como Eduardo Geovani “N” alias “El Cochi”, el joven fue atrapado y sacado del vehículo por “El Fierros” y “El Pimpollo”, quienes luego se supo que lo llevaron a un local, en donde otros dos sujetos, nombrados “El Grillo” y “El Canzón” lo torturaron a tablazos e interrogaron durante horas, hasta descubrir que se habían equivocado, y que el hombre que tenían no era, como ellos pensaban, el susodicho jefe del escindido Cártel Nueva Plaza. El propio “Cochi” explicó que luego de conversar con él y preguntarle quién era, el cautivo declaró que era estudiante de cine. Posteriormente, al recibir la notificación por parte Canzón de que el chico había muerto como consecuencia de las heridas, se dispusieron a eliminar a sus compañeros, a quienes quitaron la vida mediante la técnica del torniquete, consistente en poner una soga en sus cuellos y girarla con una tubería hasta ahogarlos.