Cámaras con cerebro
Las imágenes es el medio en que mostramos lo que vemos y la manera en que lo hacemos, cada autor pone su criterio o punto de vista en ello, haciéndonos de recuerdos. Así lo expresa el cantante británico Ed Sheeran en la canción Photograph: “Guardamos este amor en una fotografía, construimos estos recuerdos para nosotros mismos, en donde nuestros ojos nunca se cierran, los corazones nunca se rompen, y los momentos quedan quietos, congelados para siempre.” Las cámaras se han convertido en un elemento primordial en nuestras vidas, como el medio que capta el instante y lo perpetua, pero ahora en este 2018 traen una interesante y rara propuesta, poseerán cerebro.
Con la era digital nos hicimos de las cámaras hasta en algo tan cercano como los teléfonos inteligentes, hace algunos años funcionaban como ojos aislados de cualquier tipo de inteligencia. Podías captar todo lo que estuviera en su campo de mira, pero no eran capaz de interpretar la imagen, algo que está empezando a cambiar, las nuevas generaciones de cámaras están conectadas a máquinas que no sólo captan lo que la imagen, sino que pueden actuar en consecuencia de lo que ven. Puede ser algo innovador y provechoso si pensamos por ejemplo en cámaras que detecten el abuso infantil, prohibiendo seguir captando imágenes de niñas o niños obligados a exhibir su cuerpo, pero tiene algo de aterrador. Quién acumulará todas las imágenes, quién manejará este celebro, quien configurará que es el bien y que el mal.
El propósito real de estas cámaras aparentemente es ayudar en la obtención de mejores fotografías, así planteó Google cuando sacó a la venta en febrero Clips, una cámara de aprendizaje automático para tomar fotos interesantes. Otra empresa a la vanguardia en cámaras inteligentes es Apple, sabemos que el iPhone más reciente utiliza el reconocimiento facial para desbloquear el dispositivo. La compañía Lighthouse AI también desea realizar algo similar con las casas, implementando una cámara de seguridad que agrega una capa de inteligencia visual a las imágenes captadas. Son disímiles las utilidades que puede presentar una cámara con cerebro, pero todas van acompañadas de un trasfondo que nos asusta, más cuando se han convertido en algo tan pequeño y sencillo de llevar, sin hablar que la poseemos en nuestros dispositivos móviles todo el tiempo.
Las corporaciones que están desarrollando estos aparatos son conscientes de los riesgos que atentan contra la privacidad, por eso incursionan con precaución y le atribuyen protecciones que reducen el riesgo, pero no lo erradican. Retomando la cámara Clips de Google, asusta un medio tan avanzado a tan solo un precio de US$249. Posee la misma altura que una lata de mentas, no tiene pantalla solo un lente y un botón y este último es para si deseas tomar el control, la realidad es que ella está capacitada para intuir por reconocimiento de expresiones faciales, iluminación, encuadre, rostros familiares, contextos asiduos entre otros factores cuando es el momento de hacer de tomar la foto. La acción no estará más en manos de los usuarios, casi que será un acto inconsciente e invisible. En cualquier lugar que esté si Clips detecta la escena perfecta con su inteligencia artificial, capta una imagen de 15 segundos, algo parecido al gif o escena animada.
Muchos de los usuarios afirman que al principio sentían miedo por la posibilidad de espionaje, pero al probarla se percataron, que resulta muy difícil, cada operación para la extracción de la imagen es un acto consciente y totalmente manejado por la persona. Aseguran que al llevarla consigo en viajes, han obtenido imágenes que jamás habrían pensado tomar con su celular, especialmente por la capacidad de espontaneidad, un fenómeno perdido, todos posamos al saber que nos están tomando una fotografía.
Google asegura que no hay opción para el espionaje, ya que el dispositivo la mayor parte del tiempo está desconectado de la internet, no graba audio, cuando está encendida muestra una luz led de color blanca y se requiere del celular para ver o guardar los clips, incluso no es imprescindible poseer una cuenta de Google. Eva Snee quien se encarga de dirigir la investigación por parte de la empresa acerca del comportamiento de los usuarios en relación con Clips expresó: “Pasamos gran tiempo pensando en el aspecto privado y asegurándonos de que Clips fuera un dispositivo que las personas quisieran (…) aprendimos que las cámaras no resultan perturbadoras cuando se utilizan deliberadamente y el usuario forma parte del proceso.”
