Las sospechas sobre el creador de Sherlock
En el mundo de la literatura, tanto a escritores, como a sus personajes, se le adjudican más de una leyenda o historia misteriosa. Tal es el caso de Arthur Conan Doyle, quien fuera un intelectual reconocido por levar una vida social muy activa en sus diferentes dimensiones, siendo también conocido por ser sospechoso de encarnar al asesino históricamente conocido como Jack el destripador.
Doyle, quien además de escritor, era médico, adquirió sus numerosos conocimientos para elaborar historias creativas para sus novelas policiacas, de historia y de ciencia ficción, de sus ricas experiencias diarias. Fue un excelente observador de su época de estudiante en las universidades de Stonyhurts y Edimburgo, donde terminó su carrera de medicina, con muy buenos resultados.
Para mejorar sus ingresos, derivados en principio de su ejercicio como médico, publicó la novela Estudio en Escarlata, el primero de los sesenta y ocho relatos en los que aparece Sherlock Holmes como personaje. Algunos suponen que la construcción de Sherlock, de acuerdo a sus características como personaje, está basada en el profesor Joseph Bell, quien fuera precursor de la medicina forense, con un método analítico centrado en la racionalidad, a quien Doyle conoció en el año 1877.
Sin embargo, luego de la muerte de su hijo, Doyle, ferviente representante del conocimiento observable y demostrable científicamente, se volvió aficionado al espiritismo. De acuerdo a un estudio efectuado por Jesus Delgado Lorenzo, titulado como ‘’La verdadera identidad de Jack el Destripador’’, se demuestran las similitudes, en cuanto a la caligrafía de una carta redactada por Doyle en 1894, con la de ‘’From Hell’’ (Desde el infierno), enviada por el asesino a los medios de prensa. Aunque esta misiva en concreto se consideraba de dudosa resistencia, muchos expertos consideraron que la carta fue excita por el verdadero autor de los asesinato de Whitechapel, esos crímenes cometidos entre el tres de abril de 1888 y el trece de febrero de 1891, donde las víctimas fueron once mujeres.
Sin embargo un estudio del ADN rescatado de una de las víctimas, presente en el abrigo que llevaba, pasados ya unos cien años de estos eventos, ubicó como responsable a un inmigrante polaco Aaron Kominski, quien fuera también considerado sospechoso de los asesinatos en la época. Teoría que destruye de alguna forma la relación de sir Arthur Conan Doyle con los asesinatos.