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martes, 6 de marzo de 2018

¿Qué empuja a los adolescentes a delinquir?

Por DianaLeon

La adolescencia es una etapa compleja del desarrollo en la que se producen una variedad de cambios biológicos, psicológicos y sociales que sitúan al adolescente en una situación de riesgo y de vulnerabilidad. De acuerdo con los especialistas, en la infancia, las causas de muerte son comunes para niños y niñas, y están vinculadas principalmente con la salud. Pero esto cambia a partir de los 10 años: para los chicos las principales amenazas son los accidentes de tráfico y el ahogamiento. A partir de los 15 años, el embarazo, sus complicaciones, y el suicidio son la principal causa de muerte en las chicas, y los accidentes de circulación y la violencia interpersonal, lo son en el caso masculino.

La adolescencia es una etapa compleja del desarrollo humano, pues los adolescentes se enfrentan a cambios complejos tanto en lo biológico, como en lo psicológico y social. Durante las diferentes etapas que se dan en este periodo, los adolescentes cambian a nivel cerebral, siendo capaces de desarrollar pensamiento abstracto y el razonamiento complejo, así como la definición de la personalidad e individualidad, y el conocimiento y desarrollo de sus sentimientos y emociones.

Sin embargo, estos cambios también conllevan un riesgo, pues están en el paso de niños a jóvenes y en pleno proceso de formación de la identidad. Pero los riesgos no se quedan solamente en el plano psicológico, sino que también son vulnerables a sus propias conductas de riesgo. De acuerdo con los especialistas, durante la infancia, las causas de muerte son comunes para niños y niñas, fundamentalmente están vinculadas con la salud.

Pero esto cambia a partir de los 10 años: para las chicas, los peligros siguen siendo los mismos que durante la infancia, pero para los chicos las principales amenazas son los accidentes de tráfico y el ahogamiento. Posteriormente, a partir de los 15 años, el embarazo y sus complicaciones, y el suicidio son la principal causa de muerte femenina, y los accidentes de circulación y la violencia interpersonal, la masculina. Pero en todos los casos, la mortalidad de los hombres es mucho mayor.

Además, algunos de estos accidentes están vinculados con delitos mayores pues, por ejemplo, los hombres son responsables de la mayoría de los delitos que se cometen. En cuanto a cifras, entre el 30 y el 40 por ciento de los condenados por delitos no vinculados con las drogas concentran gran parte de las infracciones. Delinquir es normal durante la adolescencia, así lo recuerda la investigadora de la Universidad Duke Terrie Moffitt en un artículo en Nature Human Behaviour, pues señala que más del 90 por ciento de los adolescentes varones comete actos ilegales, aunque aclara que casi siempre ese comportamiento antisocial se corrige con el paso del tiempo.

La edad del crimen está entre los 8 y los 14 años, alcanza su punto más elevado entre los 15 y los 19 y se termina de manera progresiva entre los 20 y los 29. En ese último grupo, como señala Moffitt, se mezclan dos tipos de jóvenes delincuentes: la mayoría que solo lo será en la adolescencia y la minoría que seguirá siéndolo años después.

Uno de los estudios sobre ese último grupo, que estudió la trayectoria de delitos de individuos con condenas hasta los 51 años, mostraba que los factores comunes, además de comenzar a delinquir antes, eran una infancia marcada por los abusos y la falta de atención de padres y cuidadores. Otra de las conclusiones en este estudio fue que este tipo de delincuentes crónicos suelen cometer mayor variedad de delitos y de mayor gravedad.

En el artículo plantea que, por lo general, aquellos que no se saltan la ley son de los menos aceptados en su entorno, en ambientes excesivamente controlados, faltos de confianza social. En ese sentido, Moffitt señala que parte de estos adolescentes pueden ser excluidos parcialmente en esa etapa, pero acaban teniendo más éxito en la vida.

Sin embargo, no todos son malas noticias, pues lo cierto es que, según los especialistas, lo más común es que los jóvenes dejen delinquir de forma natural por entre los 18 y los 22 años la maduración cerebral, e influidos por la inserción en la vida adulta, la universidad, un trabajo o una pareja, así lo explica Santiago Redondo, profesor de criminología y psicología de la Universidad de Barcelona.

Mientras que este es el panorama para los varones, la especialista Moffitt no se ocupa del comportamiento antisocial femenino en la adolescencia, pues este es mucho más infrecuente. Según la investigación, menos del 1 por ciento llegan a convertirse en delincuentes a largo plazo y, lo cierto es que el comportamiento antisocial de estas está más influido por la edad a la que alcanzan la pubertad y por los novios.

De acuerdo con los especialistas, los elementos que pueden influir en esa diferenciación son muy variados e incluyen desde aspectos socioculturales que pueden favorecer una mayor agresividad en los varones, hasta elementos psicobiológicos, como la forma de reaccionar a las amenazas del entorno. Biológicamente, la probabilidad de reacción agresiva en los varones es muy superior y está relacionado con la estructura neuropsicológica, parcialmente por haber estado más expuesto a la testosterona en las últimas semanas de gestación.