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jueves, 1 de marzo de 2018

Colombia, una ruta de escape

Por Eme

La espiral económica descendente de Venezuela ha provocado una escasez generalizada de alimentos, una hiperinflación y ahora una migración masiva. Muchos venezolanos están optando por la ruta de escape más fácil: cruzando la frontera terrestre con Colombia. Pero la problemática también se le está volviendo imposible al gobierno de Juan Manuel Santos.

Hasta diciembre de 2017 había más de medio millón de venezolanos en Colombia, según el departamento de inmigración de Colombia, y muchos vinieron en los últimos dos años. Su éxodo compite con el número de sirios en Alemania o Rohingya en Bangladesh. Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, una firma consultora de riesgo político, lo llama la crisis migratoria "menos comentada" del mundo. Pero los colombianos están tomando nota. De hecho, el presidente Juan Manuel Santos está pidiendo ayuda internacional para hacer frente a la gran cantidad de inmigrantes, muchos de los cuales están empobrecidos, hambrientos y desesperados.

"Aprecio las ofertas de ayuda financiera y de otro tipo de la comunidad internacional", dijo Santos la semana pasada. "Lo necesitamos porque desafortunadamente este problema empeora día a día". Santos sugirió que la crisis durará mientras Nicolás Maduro, el presidente cada vez más autoritario de Venezuela, permanezca en el poder. Sus políticas económicas socialistas han llevado a un colapso de la moneda local y se espera que la inflación alcance 13% este año, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

No obstante, se espera que Maduro consiga otro período de seis años en las elecciones del 22 de abril, en parte, porque se ha prohibido la participación de los candidatos más populares de la oposición. Las familias obstruyen el puente que cruza el río Táchira, el cruce fronterizo más concurrido entre los dos países, mientras empujan carritos de bebé, cargan cajas y arrastran equipaje de mano hacia Colombia.

Para muchos, su primera parada llega a unos pocos metros dentro del territorio colombiano, en la región Norte de Santander, donde descargan sus joyas a comerciantes que compran metales preciosos. En una tienda, los recién llegados se quitan los anillos y sueltan sus broches y collares. Los trabajadores usan archivos y ácidos para verificar la pureza del metal. Entonces, el dueño de la tienda negocia los precios. De hecho, los venezolanos necesitan dinero en efectivo a medida que viajan más profundamente en Colombia o viajan al sur a Ecuador, Perú, Chile y Argentina. En el puente fronterizo, varios venezolanos empleados por agencias de viajes colombianas anuncian boletos de autobús. El pasaje a Lima se vende por $ 241, mientras que Buenos Aires cuesta el doble. Estos agentes independientes viven en el lado venezolano de la frontera y dicen que ellos también quieren escapar. Pero al carecer de dinero y pasaportes, solo pueden soñar con los destinos que están pregonando.