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martes, 13 de marzo de 2018

Colombia busca la misericordia de Estados Unidos

Por MaryCary

Colombia aspira a no resultar afectada por el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de fijar aranceles del 25 % al acero y del 10 % al aluminio importados. Tal anhelo se asienta en la existencia de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, razón a la cual han apelado los gobernantes del estado latinoamericano, aupados por el empresariado. Así también lo considera Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, quien advirtió a El País que de todos modos aún hay que esperar 15 días para conocer con detalle qué naciones se verán protegidas frente a la medida y otros detalles.

Por lo pronto, mientras sigue el debate internacional por el anuncio de que Estados Unidos se dispone a gravar las importaciones de acero y aluminio, recientes informaciones podrían dar fundamento a la aspiración colombiana, pues México y Canadá han sido los primeros en disfrutar de precios preferenciales, al quedar excluidos de la medida en virtud del TLC entre esos países.

Pero, ¿por qué ha sido tan debatida la decisión de la administración de Donald Trump, al punto de que no pocos catalogan que se trata de una primera bomba en una guerra comercial de resultados impredecibles? Pues porque Estados Unidos es uno de los principales compradores de acero y aluminio del mundo. Para que se tenga una idea, solo el año pasado, de acuerdo con un reporte de Reuters, esa nación adquirió cerca de 36 millones de toneladas de acero de un centenar de países. Por tanto, lo que haga la nación del norte tendrá un impacto en numerosos productores foráneos, pero al mismo tiempo, incidirá en las industrias al interior de sus fronteras, pues probablemente obligará a numerosos fabricantes locales que utilizan estas materias primas, a cambiar de proveedores y a pagar mayores precios por ellas.

Esta línea de pensamiento fue una de las que propició el debate al interior del equipo de gobierno del mandatario estadounidense, en el cual no pocos asesores se mostraron en desacuerdo con la medida. Trump ha dicho, sin embargo, que la decisión está respaldada en que el estado de la industria siderúrgica en el país constituye una amenaza para la seguridad nacional, frente a actores emergentes como China, principal productor de acero del planeta. No obstante, lo significativo es que Canadá y Corea del Sur, dos fuertes aliados de Washington, encabezan la lista de suministradores que se verán afectados por la subida arancelaria.

La esperanza de Colombia

Javier Díaz Molina, presidente de Analdex señaló a El País que, en el caso colombiano, esta fijación de aranceles viola el TLC entre los dos países. Sería engorroso tener que acudir a los mecanismos existentes para dirimir este tipo de controversias, pero tendríamos que hacerlo si fuera desoída nuestra petición y terminara por convertirse en perjuicio comercial para nuestro país, comentó. Lo ideal es que en menos de 15 días se sepa que Colombia ha quedado fuera del alcance de la medida anunciada por Trump, significó y apuntaba, como datos interesantes, que la nación sudamericana le vende a EE. UU. alrededor de 226 millones de dólares en productos a base de aluminio y acero.

Precisamente otro aspecto que requiere de espera es llegar a conocer si la barrera proteccionista estadounidense afectará a productos básicos no transformados como las barras, tuberías y otros similares. Ello es vital porque las compañías colombianas que peor llevarían esa decisión serían justamente aquellas dedicadas a la fabricación de estructuras de acero, aluminio y tuberías. Según el directivo de Analdex, el monto de los perjuicios podría estar cercano a los 55 millones de dólares, pero ello depende de cuáles serán las partidas arancelarias que se vean involucradas por la medida de Trump. “En virtud del TLC esperamos que no haya afectaciones para las exportaciones colombianas hacia ese país”, añadió.

Colombia tiene previsto, este año, realizar exportaciones hacia territorio estadounidense por valores que superan los 45 000 millones de dólares. Esos planes podrían no realizarse. Al mismo tiempo, otro impacto negativo puede generarse con relación con el empleo, pues la industria de acero de ese país emplea a más de 6 000 personas de forma directa. De igual modo, llevaría consigo afectaciones colaterales, pues solo en el encadenamiento productivo se registran cerca de 1,6 billones de pesos anuales en compras nacionales, mientras que las inversiones tienen planes de 620 millones de dólares en los próximos tres años.