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martes, 20 de marzo de 2018

A Macron no le sale todo bien

Por thais

El gobierno de Francia se mantiene dispuesto a desarrollar bajo cualquier circunstancia su polémica reforma ferroviaria, mientras que el país se encuentra hoy en día al borde un paro general de magnitudes históricas, lo cual podría significar un golpe importante a la economía francesa de manera drástica, incidiendo en las diferentes esferas de la sociedad.

Luego de varios intentos ineficaces de llegar a un acuerdo con las autoridades, los diferentes sindicatos que representan a los trabajadores de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) han anunciado su intención de llevar a cabo una huelga de amplias dimensiones. ‘La intersindical asegura que el gobierno no tiene ninguna voluntad de negociar y por tanto toma la responsabilidad de un conflicto intensivo de larga duración’, espetó hace pocos días Laurent Brun, de la CGT, luego de efectuarse la reunión con sus colegas de Unsa, CFDT y SUD-rail, las principales organizaciones.

Los líderes sindicales han convocado a realizar un paro escalonado dos días de cada cinco, desde el próximo 3 de abril hasta el 28 de junio, lo que equivale a un total de 36 jornadas de paralización de actividades diarias en el servicio de trenes. En caso de confirmarse tal movimiento, algunos ya temen que la primavera se convierta en un desorden interno nacional, en una región donde aproximadamente cuatro millones y medio de personas toman trenes a diario para trasladarse de la casa al trabajo y viceversa. Además, en mayo los franceses disponen de varios días feriados que algunos suelen aprovecharlos para realizar pequeños viajes vacacionales a la montaña o a la costa, traslados que pueden verse afectados por esta situación.

A grandes rasgos, la movilización podría tener un costo económico significativo para las cuentas de la SNCF, e igualmente para muchos otros sectores asociados al transporte, como el turismo. Además, la mayoría de las empresas pueden verse afectadas igualmente con la disminución de la productividad, ya que muchos de sus trabajadores no podrán acudir o al menos llegar a tiempo para realizar sus labores.

Por su parte los organizadores del movimiento aseguran estar conscientes de la dimensión de sus exigencias, sin embargo lo consideran absolutamente necesario para salvar la SNCF. Los detractores de la reforma aseguran que los planes del gobierno representan un peligro significativo para la compañía, que durante mucho tiempo ha constituido un modelo del servicio público en Francia. He aquí la mayor preocupación a nivel gubernamental, por una parte que la situación, puede afectar gravemente el funcionamiento general del país a nivel de servicios y producción. Esto aunado al detrimento de las valoraciones en cuanto al servicio público francés, en este caso ferroviario.