Una visita a Cuba
Para comprobar en in situ las transformaciones de la política de Washington respecto a Cuba, visita la isla una delegación bicameral del Congreso estadounidense, encabeza por Patrick Leahy, senador demócrata que representa a Vermont. Así lo divulgó la Cancillería de la nación caribeña. Esta agrupación de legisladores está integrada igualmente por la demócrata representante por Florida Kathy Castor, especifica, en su cuenta de Twitter, la mencionada Cancillería.
En defensa del deshielo entre Washington y La Habana, Leahy ha sido de los congresistas de Estados Unidos más activos. No obstante, el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, iniciado en diciembre del 2014, se ha visto afectado a partir de la postura hostil del showman que preside desde enero del año pasado la Casa Blanca, Donald Trump.
El showman que juró como presidente número 45 de forma imprevista, también, sobre la biblia de su madre, insiste en el fortalecimiento del bloqueo financiero que impone su país a Cuba desde mediados del pasado siglo. Se empeña además en revertir varios de los avances en los vínculos bilaterales que se habían logrado entre 2015 y 2016, años en los que se firmaron trascendentes acuerdos de cooperación y se intercambiaron encuentros de alto nivel. El diario Tampa Bay Times informó, por su parte, que la oficina de Kathy Castor emitió un comunicado la víspera a fin de explicar que, en la isla, los visitantes prevén dialogar con pequeños empresarios y con las autoridades.
Igualmente, se reunirán con especialistas en las esferas de la economía, la biotecnología y la educación, entre otros, en aras de dialogar sobre las posibilidades de incrementar cuantitativa y cualitativamente, las oportunidades económicas para los dos pueblos. Aunque el tema central seguirá el eje del impacto del cambio político hacia Cuba impulsado por la administración actual, este grupo bicameral se interesa por temas como la seguridad y especialmente la salud de diplomáticos estadounidenses, luego de que sucedieran las acusaciones por incidentes que la prensa norteamericana calificara de ataques sónicos, singular pretexto para echar atrás las relaciones bilaterales. Quedó demostrado en una investigación el FBI la falta de evidencias de “ataque”, en tanto el gobierno cubano ofreció garantías de que no permitió —ni permitirá— operaciones contra diplomáticos extranjeros, o solo estadounidenses, sino de ninguna nacionalidad.
La Casa Blanca, de todas formas, procedió inmediatamente a la retirada, de la embajada en La Habana, de la mayor parte de su personal, y pidió medida homóloga contra la representación cubana en la capital estadounidense, Washington DC. A raíz de los cambios imputados por la administración Trump, durante los últimos meses familias fueron y son blanco de innecesarias y costosas cargas, al intentar conectarse con sus seres queridos. Así advirtió, al respecto, la nota ofrecida por Kathy Castor que reprodujo el Tampa Bay Times.