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sábado, 10 de marzo de 2018

La química detrás del amor

Por DianaLeon

Las sensaciones que nos hace pasar el amor son bastante arrasadoras y variadas, vamos del cariño, la pasión, euforia y obsesión, al estrés y el desamparo cuando falta la persona amada. Muchas veces se dice que este sentimiento nubla nuestro entendimiento y no es completamente desacertado. Si bien lo que experimentamos cuando estamos enamorados es por lo general beneficioso, cuando rompemos con nuestra pareja, según los especialistas, el solo hecho de mirar una fotografía de nuestro ex puede activar las mismas regiones del cerebro que se estimulan cuando una tira caliente nos hace daño en el brazo.

Por supuesto, los sentimientos que desencadena el amor tienen una base biológica: un cóctel de hormonas y varias regiones cerebrales que generan respuestas similares a las activadas por la cocaína, los opiáceos o comportamientos obsesivos.

 

 

Además, hombres y mujeres tienen en sus sistemas endocrino y nervioso, distintos conceptos de lo que es el amor, y responden de diferente forma al apego y al sexo.

El enamoramiento evoluciona a lo largo del tiempo. Suele empezar con una etapa de excitación, euforia e inseguridad a la que le sigue una fase de seguridad, calma y equilibrio. Varios años después de que comience la relación, se cree que el enamoramiento adquiere características muy similares a las de la amistad.

Ante estas cuestiones y dudas los científicos han estudiado el funcionamiento de las hormonas y la actividad de algunas regiones del cerebro en ese proceso, y cuando no ha sido posible analizar a los humanos, han estudiado algunos mamíferos y sus comportamientos y conceptos del amor para tratar de aprender más acerca de las personas. Como resultado, y siempre considerando que la psicología, cultura y vida social tienen un gran peso en el comportamiento hombre, se han sacado algunas conclusiones que pueden proporcionar pistas sobre el misterio del amor.

En primer lugar, según las estadísticas, el ser humano se suele comportar como un monógamo seriado que cambia de pareja cada 4 años. Pero es verdad que hay parejas que dicen sentir pasión aún luego de 20 años de relación y que la monogamia presenta un importante componente social.

La pregunta es entonces, ¿por qué nos enamoramos? Algunos consideran que el enamoramiento es el equivalente al cortejo de los animales, y que tiene una función para establecer lazos con la pareja mientras dura el cuidado de la descendencia los años en que esta es más vulnerable.

Una de las claves para este comportamiento es la fidelidad. En el caso de algunos animales estudiados, el ratón de la pradera (América del Norte) tiene la costumbre ser fiel a sus pareja incluso después de la muerte y se esfuerza mucho en proteger a sus crías. Mientras que un pariente próximo a este roedor, llamado ratón de montaña, hace todo lo contrario.

De acuerdo con los científicos, estos comportamientos tan diferentes tienen su origen en el cerebro; algunas regiones cerebrales de los ratones fieles y monógamos tienen mayor sensibilidad a dos sustancias que funcionan como mensajeros químicos: la oxitocina y vasopresina.

Cuando estos animales entran en pareja, la oxitocina y vasopresina se liberan en sus cerebros, lo que les llevan a estrechar lazos con su pareja, pero cuando se impide que estos mensajeros funcionen, se comportan de manera promiscua. Para asegurarse de la relevancia de estas sustancias, los científicos observaron que los ratones de montaña a los que se les aumentó la sensibilidad a estos compuestos dejaban de ser promiscuos y se volvían monógamos.

Ahora bien, como los cerebros humanos son mucho más complejos que los de los roedores, no se puede culpar a la oxitocina por una infidelidad, pero científicamente los especialistas sí señalan que estas dos sustancias son importantes para formar lazos de fidelidad y cariño en las parejas humanas. Especifican también que, en parte, esto se da a través de un circuito de recompensa que viene de la satisfacción que produce hacer el amor.