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viernes, 31 de agosto de 2018

Especificidades de las mujeres cuentapropistas en Cuba I

Por javierpratts

En el ámbito de los mercados de trabajo y la familia, la división social y sexual del trabajo, la sexualidad, y la capacidad reproductiva de las mujeres desempeñan un papel central, como se mencionaba anteriormente. En la esfera cultural e ideológica resaltan la producción de los significados sobre la masculinidad y feminidad, los estereotipos acerca de los roles adecuados para hombres y mujeres. En el campo de la política y el Estado, resulta igualmente importante la normativa jurídica que regula las diversas formas de acceso de las mujeres a recursos de distinta índole, y el modo en que la familia (y cada uno de sus miembros), se vincula con el Estado (Ariza, Oliveira, 1999). En la esfera económica conviene analizar el sistema de relaciones desiguales que se establecen provocando una serie de problemas como la brecha salarial, la doble jornada laboral de las mujeres, la discriminación, la segregación ocupacional, entre otros.

La brecha salarial sale a relucir en situaciones de retribución desigual de las mujeres con respecto a los hombres en condiciones donde ambos tienen las mismas calificaciones laborales. Esto se ve agravado por el desigual acceso que tienen las mujeres, no solo al mercado laboral, sino también a puestos de mayor responsabilidad.

La segregación ocupacional se refiere a la diferenciación de ocupaciones o sectores laborales exclusivamente para hombres y mujeres respectivamente. La feminización del sector de los servicios u ocupaciones consideradas como extensión del trabajo doméstico es una de las características principales de este tipo de segregación denominada horizontal. Por otro lado la segregación vertical se refiere a lo que se mencionaba anteriormente sobre el limitado acceso de las mujeres a cargos de dirección.

Otra cuestión importante es la sobrecarga que experimenta las mujeres debido a la doble jornada laboral a la que se ven sometidas, ya que son las ‘’encargadas’’ de las tareas domésticas en el hogar siendo este considerado como trabajo no remunerado. Esta situación no solo es perjudicial para la mujer desde con respecto a su agotamiento físico y mental, sino también que afecta sus relaciones personales con su pareja y con el resto del grupo familiar, porque no se conforma un ambiente armónico, justo o equitativo al interior del hogar.

Estos conceptos de doble jornada laboral y sobrecarga de trabajo han permitido reflejar parte de la totalidad del trabajo femenino. No solo es su jornada laboral de ocho horas dentro o fuera del hogar, sino también es necesario tener en cuenta el trabajo doméstico como una actividad ‘’…que transforma mercancías y produce servicios como valores de uso directamente consumibles, mediante el cual se realiza una parte fundamental del mantenimiento, reposición y reproducción de la fuerza de trabajo’’ (De Barbieri, 1984, citado por Ariza, Oliveira, 1999)

El caso cubano:

En Cuba la política social con respecto al trabajo se basa en la no discriminación en el empleo y los salarios, igualdad de oportunidades, la intención de la universalidad como meta y la protección y seguridad social en el trabajo. Los programas dirigidos a la incorporación de la mujer al ámbito laboral se han caracterizado por la igualdad en relación con los hombres en cuanto a la posibilidad de acceso y remuneración para lograr la diversificación y no confinar a la mujer a empleos tradicionalmente femeninos (Proveyer, et al. s/f)

Sin embargo aún existen diferencias entre hombres y mujeres en la esfera laboral, en nuestro país, como por ejemplo:

Las trayectorias laborales de entrada, permanencia y salida del mercado laboral de las mujeres son mas discontinuas, debido a su rol social en la familia como cuidadora, no solo de los hijos, sino también de los adultos mayores o enfermos. Segregación horizontal y vertical. Diferencias de ingresos. Predominio de hombres en La Población Económicamente Activa.

Según la división sexual del trabajo en Cuba las mujeres deben encargarse del trabajo de reproducción de los hogares (todas las actividades de cuidado y tareas domésticas) mientras que los hombres son los que proporcionan el sustento económico familiar. Cuando mujeres trabajan fuera del hogar, esta diferenciación se mantiene presente y se justifica aportando más ingresos el hombre. ‘’En una sociedad como la cubana, donde muchos productos deben conseguirse en el mercado negro y con una clara delimitación entre tareas masculinas y femeninas, la “necesidad” de tener un hombre al lado se basa en cuestiones materiales (alguien que “resuelva” problemas concretos y realice tareas específicas en la calle) pero también simbólicas (el estigma de la “mujer sola’’)” (Alcázar, 2004)

El sector cuentapropista en Cuba, es uno de los espacios donde la mujer ha podido insertarse con mayor facilidad, aunque sigue siendo menor su presencia con respecto a los hombres. Pero, la mujer cubana en esta esfera del trabajo ha podido ocupar cargos importantes como propietaria de determinados negocios; sin embargo la mayoría de las ocupaciones con presencia femenina en este sector son consideradas como extensión del trabajo doméstico (camarera, cocinera, doméstica, etc.)