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jueves, 5 de julio de 2018

Sabor europeo en el cuadro de cuartos

Por Aliet Arzola

El Mundial de Rusia ha navegado por cauces un tanto sorpresivos, al punto de que entre los ocho mejores conjuntos no figuran los dos últimos campeones (Alemania y España), mientras el otro finalista del 2014, Argentina, tampoco ha logrado avanzar a cuartos de final. La cuestión no debería sorprendernos tanto, pues ya desde antes del Mundial los dioses del fútbol nos mandaron algunas pistas de lo que podía suceder, pues ni siquiera clasificaron a la cita rusa el campeón del 2006 (Italia), ni el finalista del 2010 (Holanda). Tras esta tormenta, el cuadro de cuartos de final ha quedado conformado por seis escuadras europeas y solo de América, lo cual tampoco llama tanto la atención, pues tradicionalmente, en las citas efectuadas en el Viejo Continente, a los onces latinos les ha costado sobresalir. A continuación, repasamos las virtudes de los ocho planteles con vida.

Uruguay: Es uno de los dos conjuntos que logró solventar la fase de grupos con puntaje perfecto, aunque con ciertas deudas en su juego. El tema de la creación y generación en el plantel charrúa preocupa, más allá de que hayan superado con relativa tranquilidad a Portugal en octavos. Además, la probable ausencia de Edinson Cavani por lesión complejiza todavía más su camino en el duelo contra Francia. No obstante, la defensa uruguaya, rocosa al extremo de permitir solo un gol en cuatro partidos, es una de sus mayores fortalezas para frenar a los galos. Como es lógico, la suerte del equipo dependerá mucho del nivel de inspiración de Luis Suárez, quien no se ha visto tan efectivo en sus primeros encuentros.

Francia: Siguen por el costado malévolo del Mundial (Brasil, Bélgica, Uruguay), pero muchos especialistas se han aventurado a pronosticar que Les Bleus son los más poderosos de esa llave. Su fuerza ofensiva quedó demostrada frente a la endeble Argentina, sobre todo por la velocidad de Kylian Mbappé, principal referente de un ataque que espera por mejores horas de Griezmman, Giroud, Pogba y compañía. Sin dudas, los dirigidos por Didier Deschamps ofrecen múltiples garantías por la profundidad de la plantilla, pero está por ver si su carácter e inconsistencia no le juegan una mala pasada frente a un rival que salga con el cuchillo entre los dientes.

Brasil: Si alguien puede presumir de éxitos en cualquier latitud, esos son los brasileños, única selección de América que ha logrado ganar un Mundial de Fútbol fuera de su continente. La canarinha triunfó en Suecia 1958 y en Corea-Japón 2002, por lo que se mantienen como claros contendientes en Rusia pese a que se encuentran nadando en plena marea europea. Neymar, si bien ha sido muy criticado por su excesivo dramatismo y por la simulación de faltas, se nota que va tomando el tono y ya exhibe mejor nivel, tal cual pronosticó Tite: “Necesita cuatro o cinco partidos para coger ritmo tras varios meses fuera por la lesión”. Esas palabras han quedado demostradas, pues el crack brasileño descolló ante los mexicanos y se espera que cargue los galones en un duelo de máxima exigencia ante los belgas.

Bélgica: El conjunto de Roberto Martínez se quitó un poco de encima el estigma de perdedores tras su gran remontada versus Japón en octavos, pero todavía necesitan tumbar a un rival histórico para que verdaderamente se confíe en sus credenciales de campeón. La generación dorada del fútbol belga parece lista para plantar cara a Brasil, con Hazard, Meunier, Lukaku y compañía en gran forma, aunque existen dudas sobre la fragilidad defensiva que mostraron frente a los nipones. El regreso al once de Vincent Kompany no blindó la zaga y frente a Brasil las exigencias serán mayores, sobre todo si con los sudamericanos vuelven Marcelo y Douglas Costa, dos opciones de gran peso en el ataque.

Croacia: Antes de comenzar el Mundial, Luka Modric dijo que cambiaría alguno de sus títulos con el Real Madrid por ganar algo con la Selección croata, y al parecer sus deseos pueden cumplirse, pues están entre los ocho mejores y tienen un cuadro amable por delante. El próximo escollo de Modric, Rakitic y compañía serán los anfitriones rusos, ante quienes tienen opciones legítimas de ganar sin tantos contratiempos. Su poderío en el centro del campo sustenta sus posibilidades, al igual que una defensa segura que poco ha concedido en el Mundial. Para Croacia será vital mantener la calma y no dejarse intimidar por la presión del público ruso, así como no caer en la trampa de los locales, que desarticularon a España con mucha paciencia y sangre fría.

Rusia: Para mi gusto, han llegado demasiado lejos en el Mundial, aunque no puede decirse que han recibido algún favor. Han llegado a cuartos por méritos propios, o por las deficiencias profundas de su rival de octavos, España, que tocó y tocó el balón sin sentido y acabaron pidiendo la hora en la tanda de penales. Rusia no tiene grandes individualidades, salvo por la revelación de Golovin, pero sus virtudes colectivas los ha convertido en un rival complicado. Ahora, a las puertas de colarse entre los cuatro grandes de su Mundial, los rusos tienen las expectativas por las nubes, y el factor psicológico puede jugar a su favor.

Inglaterra: En 1966, el Manchester City ganó la Premier, el Burnley se coló en puestos europeos, el Chelsea fue quinto del circuito inglés y el Madrid ganó la Copa de Europa, todo ello antes de que Inglaterra se coronara en el Mundial. Ahora, en el 2018, coincidentemente, se han repetido todos esos hechos, y está por ver si el conjunto de Gareth Southgate puede hacer valer la última condición y completar el cuadro de casualidades con su segundo título del orbe. Hasta el momento Inglaterra ha jugado con varios hombres fuera de posición, y con ese aparente desorden han subsistido con más dudas que certezas. Está por ver si el planteamiento funciona contra el ordenado y metódico cuadro sueco.

Suecia: No estaban en las quinielas como uno de los elencos con opciones de avanzar en Rusia, pero apoyados en su ordenado planteamiento táctico, en los relevos defensivos y en la concreción de las oportunidades justas, los suecos han logrado anclar en cuartos de final. Con pasmosa tranquilidad han visto quedar en el camino a los alemanes (fase de grupos) y ya en el repechaje habían liquidado las esperanzas de Italia, dos de los campeones del mundo más renombrados de la historia. Ahora tienen otra chance dorada, frente a otros monarcas del orbe, Inglaterra. Juntar líneas, dejar pocos espacios para la velocidad de los oponentes, y mantener controlado a Harry Kane parecen las claves de los suecos para meterse en semifinales y confirmarse como una de las revelaciones del Mundial.

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