Colombia, turismo y sexualidad
La Torre del Reloj o la Plaza de los Coches son puntos de obligada visita si alguna vez visitas Cartagena de las Indias, en Colombia. Sin embargo, lo que a simple vista es belleza, cuando la luz se apaga, la corrupción hace acto de presencia. Estas dos zonas – y otras más – son zonas calientes para otro tipo de turismo, el sexual. Hacía tiempo que la policía había abierto varias líneas de investigación, pero ayer domingo dieron el gran golpe y desarticularon a una mafia que explotaba sexualmente a más de 250 menores de edad.
La operación, llevada a cabo por la Fiscalía General, Migración Colombia y la Armada Nacional, se bautizó con el nombre de Vesta y ha logrado detener a 18 proxenetas. Algunos de ellos eran colombianos, otros extranjeros. 73 mil registros telefónicos y grabaciones de videos son la principal prueba contra la trama de explotación sexual.
La mafia obligaba a las niñas a prostituirse en lugares turísticos para sacar más rentabilidad. Muchas de ellas eran venezolanas en situación de vulnerabilidad, otras también colombianas. Entre los detenidos se encuentran las proxenetas “Gregori” y “Yenifer”, y “Madame”, una mujer con vínculos internacionales que captaba a jóvenes para mandarlas a otros países como esclavas sexuales. Madame tenía antecedentes por tráfico de droga e ingreso irregular en Estados Unidos.
Otras personas están acusadas de permitir estas prácticas en sus hoteles en la ciudad. Ana Torres y César Bernal serán imputados por “estímulo de la prostitución de menores”. También dos policías estaban implicados en la trama: recibían sobornos a cambio de no cumplir con su deber de detener a los turistas que pagaban los servicios de las niñas.
A través de la Interpol se han emitido diversas circulares azules. Estas sirven para “localizar, identificar u obtener información sobre una persona de interés en una investigación criminal” que sea de otro país. Dos estadounidenses, un alemán y un argentino están buscados por demanda de explotación sexual. Es decir, por haber pagado a las niñas para que se prostituyesen con ellos. Las investigaciones también quieren averiguar si algunas de las niñas fueron vendidas por miembros de sus familias.
No del todo relacionado con esta trama, se ha detenido a un capitán de Infantería de Marina de la Armada colombiana. El hombre era un depredador sexual que buscaba a niñas en las redes sociales. Cuando se encontraban, abusaba de ellas y les amenazaba para que no contasen lo ocurrido. Además, les obligaba a tatuarse el nombre de él en partes del cuerpo.
