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domingo, 6 de mayo de 2018

Refrescante y con un sabor perfectamente equilibrado

Por Isabella

Refrescante y con un sabor perfectamente equilibrado, el Daiquiri es uno de los cócteles más pedidos en las barras de todo el mundo. El daiquirí como también se le es conocido, es un tipo de cóctel hecho a partir de ron blanco y zumo de limón criollo o lima. Existen otras variantes, pero la que verdaderamente ha ganado fama internacional es la mezclada en uno de los bares más famosos del mundo, Floridita, en La Habana.

El surgimiento de la inmensa mayoría de cócteles está englobada de historias y leyendas, y el Daiquiri no podía ser menos. Según la colectividad de cronistas, para estar al tanto de los orígenes del Daiquiri es necesario viajar en el tiempo hasta finales del siglo XIX e ir a la playa de Daiquiri, cerca de Santiago de Cuba. Según aseguran los historiadores, fue un ingeniero norteamericano que trabajaba en una mina de hierro de la zona, Jennings Cox, quien creó la bebida de forma fortuita. Tenía unos invitados en casa y, en un momento en el que se le terminó la ginebra, tuvo que echar mano del ron local. Cox, temeroso de servir ese ron, añadió zumo de limón, azúcar y algo de hielo para mejorar su sabor. El éxito fue total y, pronto, el Daiquiri, nombre que le dio otro ingeniero que trabajaba con Cox, Giacomo Pagliuchi, fue estimado por los oficiales norteamericanos, que toleraban el calor y la humedad de Santiago, una auténtica aparición divina.

No fue hasta el año 1909 que la bebida se extendió, gracias a que un médico de la marina de los Estados Unidos, el almirante Lucius W. Johnson, probó la bebida y la introdujo en el Club de la Marina y del Ejército de Washington, DC. Aunque en el año 1913, el cantinero español Emilio González, en el bar del Hotel Plaza de La Habana, también comenzó a ofrecer a sus clientes daiquirí.

De todas formas, el Daiquiri no consiguió su fama definitiva hasta que llegó a La Habana, específicamente en el bar-restaurante El Floridita, donde el escritor y periodista Ernest Hemingway lo descubrió y lo convirtió en uno de sus cócteles favoritos. Respecto a esta bebida expresó: “La bebida no podía ser mejor, ni siquiera parecida, en ninguna otra parte del mundo”. Tanto le gustó la bebida que el propietario de este local, Constantino Ribalaigua, creó para él el Daiquiri Papa Doble o Daiquiri Salvaje, sin azúcar y con el doble de ron. Una variante pensada especialmente para los amantes de las emociones fuertes.