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jueves, 26 de abril de 2018

Nicaragua está al borde de la crisis

Por Idefix

La intención del gobierno nicaragüense, hasta el pasado 16 de abril, de introducir reformas en el sistema de pensiones de la nación, no ha salido bien. De acuerdo con fuentes gubernamentale, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) se encuentra en una penosa encrucijada, pues la captación de fondos por parte de dicho ente es cada vez más pobre, y las autoridades intentaron impulsar una iniciativa política como alternativa a que la institución tuviera que declararse en “banca rota”.

Miles de ciudadanos se lanzaron a las calles en señal de protesta, y mostrarons sus insatisfacciones ante semejante proposición del Estado, que por un lado sostenía un aumento de los impuestos a trabajadores y empleadores, mientras que de otro recortaba las jubilaciones.

El aumento de los pagos en concepto de cotizaciones fue justificado como una herramienta que contribuyera a obtener mayores ingresos que engrosaran las arcas del depauperado sistema pensional. Mientras, el recorte de un cinco por ciento de las mesadas de la población jubilada, por demás obligatorio, se utilizaría para subsanar gastos de salud pública de sectores de la población con mayores vulnerabilidades.

Sin embargo, la opinión pública no apoyó la medida anunciada por el gobierno sandinista de Daniel Ortega. Miles de ciudadanos demostraron su inconformidad y exigieron al Estado que cesara en su empeño. Como resultado, las manifestaciones comenzaron el pasado 16 de abril, y de manera veloz se desató también una ola de violencia.

Diversas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) radicadas en Nicaragua han advertido a los observadores internacionales la vertiginosa subida de las víctimas mortales de las protestas. Solo el viernes ya se contabilizaban 10 fallecidos, y a lo largo del fin de semana, la cifra superó las 25 personas. El máximo órgano administrativo de la nación centroamericana no ha confirmado todavía esos números. Por otro lado no pueden negar hechos otros hechos adyacentes. Debido a la intensidad de las reyertas, han tenido que convocar a colectivos de las Juventudes Sandinistas que, junto a las fuerzas policiales, han suprimido por la vía armada a aquellos inconformes con la reforma.

Entre los fallecidos se incluyen algunos estudiantes que incentivaron las protestas en las calles, miembros del cuerpo de policía, así como algunos simpatizantes del propio Frente Sandinista. Asimismo, también murió el periodista Miguel Ángel Gahona, quien recibiera una bala mientras trasmitía en vivo por la red social Facebook. El miembro de la prensa nicaragüense se encontraba en medio de uno de los enfrentamientos de la ciudadanía con las fuerzas del orden.

Debido a la incrementación de la cruda situación, los habitantes de Managua y otras ciudades cercanas se abalanzaron sobre los supermercados en busca de víveres. Durante todo el fin de semana aumentaron las notificaciones de saqueos a tiendas y otros establecimientos comerciales, así como los bloqueos de importantes vías de tránsito. También se apreciaron largas filas de carros y motos en las gasolineras debido al temor de quedar desabastecidos del valioso combustible. Los saqueos de viviendas y la quema de vehículos fueron además notificados.

En vista de la intensidad de las manifestaciones, el presidente Daniel Ortega anunció que “revocará” la puesta en vigor de la resolución. También para apaciguar los acalorados acontecimientos, el político anunció de manera televisiva que se reunirá con empresarios y fuerzas financieras del país para analizar nuevamente la iniciativa que ha causado tantas asperezas. A pesar de ello, el Consejo Superior de Empresas Privadas (COSEP) de Nicaragua no aceptó parlamentar con el gobierno. El ente que representa a las empresas privadas de toda la nación también afirmó que no se sentará a las mesa de negociaciones hasta que no finalizara la represión contra los manifestantes.

A su vez, Ortega señaló que las protestas habían sido impulsadas por la derecha opositora de Nicaragua. De acuerdo con el presidente, los manifestantes no son más que vándalos manipulados por la derecha que incluso desconocen la historia de su país. Solo el tiempo, y el apaciguamiento de las masas dirá si el líder gubernamental será capaz de recuperar el apoyo con que ha contado durante los últimos once años.