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domingo, 22 de abril de 2018

¿Las bacterias nos hacen menos impulsivos?

Por EvelynR

Sin dudas, lo que consumimos tiene una influencia y una relación con nuestro cerebro y sus reacciones. Bajo esa premisa, investigadores de las universidades de Almería y Jaume I de Castellón, en España, detectaron efectos beneficiosos del consumo de bacterias comunes saludables en productos lácteos fermentados. El estudio fue realizado en pacientes con fibromialgia y determinó que este tipo de consumo reduce la impulsividad, facilita los cambios de tarea y la capacidad de adaptación.

Los intestinos y el cerebro se intercomunican mediante un eje que funciona mediante múltiples vías que incluyen las hormonales, neuronales y de mediadores del sistema inmune. De ahí que, lo que comemos afecta al cerebro, según se volvió a poner de manifiesto en el encuentro de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP) celebrado en Zaragoza.

Bajo esta premisa, investigadores de las universidades de Almería y Jaume I de Castellón, detectaron efectos beneficiosos del consumo de bacterias comunes en productos lácteos fermentados. Un estudio realizado con enfermos de fibromialgia determinó que este consumo reduce la impulsividad en la toma de decisiones, facilita los cambios de tarea y la capacidad de adaptación.

El trabajo contó con la participación de científicos de diversas especialidades de ciencias de la salud, psicofarmacología, neurotoxicología, neuropsicología y neurociencia cognitiva. La muestra de pacientes de fibromialgia fue escogida por la accesibilidad a un grupo de ellos y los síntomas que padecen, como pérdida o dificultad de concentración, olvidos, disminución de vocabulario y lentitud mental. Además, la patología está asociada a disfunciones emocionales y cambios repentinos en el estado de ánimo, además de signos de fatiga y cansancio continuados.

Pablo Román, uno de los investigadores del estudio señala que seleccionaron un grupo de 114 enfermos a los que suministraron por 8 semanas cuatro probióticos orales mediante cápsulas y otro grupo recibió un placebo en las mismas condiciones. Luego de la ingesta de bacterias, los pacientes se sometieron a tareas experimentales y cuestionarios. También se tomaron muestras de heces y orina para determinar la influencia directa de los microorganismos en la flora intestinal y se analizaron los niveles de cortisol, hormona que se libera como respuesta a situaciones de estrés.

Román explicó que querían comprobar si las bacterias empleadas contribuyen a disminuir la intensidad del dolor y la ansiedad y depresión de los pacientes con fibromialgia, así como una mejora a nivel cognitivo.

El resultado de esta prueba desveló los beneficios de las bacterias en cuadros como la impulsividad o en la toma de decisiones, pero los descartó en cuestiones de memoria, atención y emocionales. El estudio también resalta la intrascendencia en la ingesta de estos microorganismos en funciones motoras.

En ese sentido, Román explica que observaron que a la hora de tomar decisiones, los pacientes a los que se les suministraron probióticos actuaban de forma menos impulsiva y requerían menos tiempo para ejecutar acciones, mientras que a quienes se les administró placebo, no registraron avances de ningún tipo.

El investigador señala que las bacterias se encuentran en los productos lácteos comunes y que las cantidades necesarias para obtener sus beneficios son las habituales de cualquier dieta balanceada. El mecanismo, según explica, es que la flora intestinal interactua con el sistema nervioso.