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domingo, 22 de abril de 2018

Disidencia que genera violencia

Por MaryCary

Si bien el Acuerdo de Paz entre el Gobierno colombiano y las desmovilizadas guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha tenido sus aspectos positivos, en los últimos días crece la inquietud en Colombia por las acciones de los rebeldes que no se acogieron al pacto. De acuerdo con una información de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), el auge de las disidencias de las antiguas guerrillas ha sido el responsable de que en los tres primeros meses del 2018 se hayan ejecutado 46 acciones violentas, un 38 por ciento más que las realizadas durante el 2017, y una situación que va en ascenso, para preocupación de todos.

Reporta la agencia Notimex que el informe de la FIP recoge que en la actualidad las disidencias de las FARC cuentan entre mil 200 y mil 500 hombres, cuyas bases de operaciones se concentran al sur-oriente y zonas fronterizas con Ecuador y en el centro occidente de Colombia . Pero, ¿por qué si fue un acuerdo colegiado y hubo garantes internacionales del desarme, se encuentra hoy ese país sudamericano en esta situación? Al respecto la propia FIP afirma que si bien el tránsito de la guerra a la paz es un proceso complejo, lo que ha ocurrido en este caso es que las FARC tenían una estructura con mandos medios que tenían capacidad de coordinación e influencia, además de gran presencia territorial, que ya sea por no estar conformes con el acuerdo, por el temor a las represalias o simplemente por no renunciar al poder que tenían, han apostado por continuar en estado de rebeldía.

Por otro lado, señala la FIP, una parte de estas guerrillas tenía una estrecha relación con economías criminales, principalmente vinculadas al narcotráfico, lo cual ha permitido que florezcan un conjunto de disidencias que cuentan con un itinerario propio y armas para respaldar sus acciones. Resulta contraproducente, además, el incremento de los asesinatos de los líderes sociales, una cifra que desde el 2016 ya supera los 300, mostrando un aumento notable, especialmente en el caso de las mujeres. Ello es un golpe a los acuerdos de paz, pues el hecho de que no haya garantías reales para quienes abandonaron las armas y cambiaron a la lucha política y la batalla democrática, pone en riesgo los posibles acuerdos con el ELN y al mismo tiempo estimula el incremento de las fuerzas rebeldes.

El informe de la FIP considera que el poder y capacidad de desestabilización de estos grupos ha venido aumentando y, de no tomarse las decisiones correctas, pueden llegar a constituirse en una verdadera amenaza para la estabilidad de la paz. Un ejemplo de esto que señala la fundación es lo que ocurre hoy en la frontera con Ecuador, donde las tensiones se han agudizado tras el asesinato de un equipo de prensa del diario El Comercio. Lo que sucede con estas disidencias ha comenzado a transformarse en un problema binacional, apunta la FIP, que no solo se refiere a Ecuador, sino a Venezuela también.

Pero la situación actual podría agudizarse, ello dependerá de los mecanismos de coordinación que pudieran establecerse entre las diferentes fuerzas rebeldes que hoy operan de manera aislada. Precisamente por ello la FIP le ha estado dando seguimiento a las maneras de actuación de las disidencias de las FARC y tras la revisión de medios de prensa, literatura especializada y visitas al terreno en distintas regiones del país, han elaborado un informe titulado Trayectorias y dinámicas territoriales de las disidencias de las FARC, que permite identificar y entender las causas y factores que han favorecido el surgimiento y evolución del fenómeno; lo cual es clave para enfrentarlo y erradicarlo, especialmente de cara al objetivo supremo, que es la pacificación de Colombia.

Sin embargo, hay factores esenciales que no pueden perderse de vista en este conflicto. El primero de ellos es la situación económica de las regiones afectadas por la guerra, sin sustento, desarrollo y marcadas por el desplazamiento de los civiles. Nada de eso ha cambiado luego de los acuerdos de paz y la situación es aprovechada por quienes tienen un jugoso negocio en el narcotráfico o simplemente por aquellos que delinquen para vivir, pues no quedan muchas opciones. El acuerdo de paz no se sustenta solo con el desarme de las guerrillas, sino que urge un plan social que dé solución a los problemas de esas comunidades, y que se desarrolle de forma paralela a un verdadero enfrentamiento al narcotráfico.