Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

viernes, 27 de abril de 2018

Acercándonos a la amnesia infantil

Por Jacky

Es muy común que no tengamos recuerdos de las primeras cosas que nos sucedieron durante la infancia. Si acaso, tenemos pequeñas memorias de algún suceso pero estas provienen de a partir de los 4 o 5 años de edad. Ni siquiera mediante las fotos podemos recordar nada de esos primeros años.

Este fenómeno se llama amnesia infantil y la edad promedio para los primeros recuerdos es 3 años y 4 meses, aunque los hay personas que afirmen pueden recordar eventos que ocurrieron cuando eran mucho más jóvenes. Además, de acuerdo con diferentes estudios científicos, el lenguaje tiene gran importancia, pues las palabras hacen que los recuerdos se establezcan.

Es muy común que no recordemos las primeras cosas que nos sucedieron en la infancia. Si acaso, tenemos pequeños recuerdos de algún suceso pero que viene a partir de los 4 o 5 años de edad. Ni siquiera viendo las fotos podemos recordar nada de esos primeros años. Este fenómeno se conoce como amnesia infantil

De acuerdo con la profesora Catherine Loveday, de la Universidad de Westminster, ninguno de nosotros recuerda nada de antes de los 2 o 3 años, y de hecho, la mayoría no recuerda nada de antes de que tenía 4 o 5 años. En ese sentido, la especialista explica que la edad varía mucho y esto se debe fundamentalmente a que las personas recuerdan cosas o momentos que fueron importantes para ellos.

La edad promedio para los primeros recuerdos es 3 años y 4 meses, aunque hay personas que pueden recordar eventos que sucedieron cuando eran mucho más jóvenes.

Debemos aclarar que la memoria y las capacidades de los niños pequeños para reconocer personas, objetos y lugares no se ven afectadas y se siguen desarrollando. Pero la falta de recuerdos tempranos se asocia con lo que se llama memoria episódica, relacionada con sucesos autobiográficos (momentos, lugares, emociones asociadas y otros conocimientos contextuales) que pueden evocarse de forma explícita.

En el siglo XIX, el alemán Herman Ebbinghaus, pionero en el estudio de la memoria, realizó un experimento para ponerla a prueba que consistía en aprenderse cientos de listas de palabras sin sentido y medía cuánto le costaba volver a aprender las listas luego de diferentes periodos de tiempo que iban desde 20 minutos hasta un mes. El resultado fue que olvidamos de una manera predecible. Al fenómeno le llamó curva del olvido y señaló que esta es exponencial, lo que significa que olvidamos pronto al principio, de manera que la curva es pronunciada, pero se va haciendo más plana progresivamente. Un ejemplo de esto es que si estudiaste algún idioma en la escuela y luego paraste de hacerlo, el número de palabras que recordabas decayó rápidamente en el primer año y luego el ritmo de olvido se ralentizó.

Otra cosa que el científico descubrió fue que la curva del olvido varía con la edad, y los niños olvidan más rápido. En ese sentido, como explica Catherine Loveday, el cerebro se desarrolla increíblemente rápido, y durante el primer par de años de vida estamos creando tantas conexiones nuevas que el cerebro de un niño de un año tiene más conexiones que en cualquier otro momento en su vida. Pero la especialista señala que es necesario para el funcionamiento del cerebro, el deshacerse de algunas de esas conexiones, proceso en el que posiblemente perdemos memorias. Además, de acuerdo con estudios científicos el lenguaje tiene gran importancia, pues las palabras ayudan a que los recuerdos se establezcan.

En ese sentido, los científicos explican que no es posible que recordemos cosas que estén relacionadas con un concepto en particular hasta entender qué es. Es decir, no podemos codificar un recuerdo si no tenemos un concepto lingüístico para cada dato.

Además, otra situación asociada es que el hipocampo es fundamental para la codificación y almacenamiento de la memoria episódica, y éste no madura hasta mucho más tarde en nuestra infancia, lo que quiere decir que en esas primeras etapas el cerebro no está listo para guardar las memorias.