La intensa primavera que le espera a Francia
A raíz de la amplia huelga prevista contra la reforma ferroviaria impulsada por el gobierno de Emmanuel Macron en Francia, la estación de primavera se torna rígida con el augurio de que las próximas semanas y meses pueden ser particularmente tensos a escala regional, el país se encuentra al borde de un paro general.
Con el gobierno dispuesto a efectuar a toda costa su controvertido plan, la situación del país se encuentra al borde de un paro general de proporciones inéditas que podría simbolizar una paralización importante en el transporte, lo cual se reflejaría en otras ramas de las diferentes industrias. Según los últimos acontecimientos, todo parece indicar que las partes se encuentran lejos de llegar a un acuerdo.
Por su parte, el gobierno aseguró atreves de el ministro de economía Bruno Le Maire que continuaran con el plan sin importar las dimensiones del movimiento, mientras por la otra cara de la moneda los sindicalistas y dirigentes sociales mostraron su decisión de contrarrestar las reformas gubernamentales. En una primera respuestas por parte de los líderes sindicales, convocaron un paro escalonado dos días de cada cinco laborables, desde el 3 de abril hasta el 28 de junio de este año, lo cual resultaría un total de 36 jornadas de interrupción de las actividades en el servicio ferroviario.
En Francia, aproximadamente 4,5 millones de personas toman los trenes diariamente para trasladarse de la casa al trabajo o viceversa, de producirse tal movimiento, muchos temen que la primavera se convierta en un caos nacional. De manera general la movilización podría acarrear a un costo económico de mayor fuerza en las arcas de la SNCF, pero los organizadores del movimiento expresaron estar consientes de la volumen de sus propuestas, pero la consideran totalmente necesario para salvar la SNCF, una de las compañías más admiradas durante décadas como un modelo del servicio público en Francia.
Uno de los puntos más censurados de la reforma ferroviaria es la transformación de la SNCF en una sociedad anónima y la eliminación de las ventajas salariales y sociales que tiene el trabajador ferroviario como recompensa por la dura labor. Este contexto es el preámbulo de una primavera intensa y compleja en Francia.