¿Existe la belleza exprés?
Cuando se acerca el verano y con ello la ropa refrescante para esos días de sol en la playa, la piel reclama un gesto de belleza indispensable, conocida como la exfoliación o peeling. Y es que en la actualidad las prendas enseñan gran parte del cuerpo y como es de suponer debe estar en condiciones para su presentación.
La exfoliación consiste en eliminar las células muertas acopiadas en la epidermis y preparar la penetración de los productos, aumentando su eficacia. Es imprescindible dedicarle unos minutos a la semana a nuestro cuerpo, una ocasión a la zona del rostro, y dos veces a la del cuerpo porque la piel adquiere de inmediato suavidad y luminosidad. Existen dos tipos de peeling: el de arrastre, en el que se emplea una textura granulada, que es muy agradable de usar en el cuerpo; y el químico, con activos que favorecen la descamación natural. La elección se realiza acorde a varios factores entre los que se encuentran el tipo de piel que posea la persona, el gusto por una determinada textura y el proceso de eliminación del producto, ya sea con agua o con un algodón.
Luego de realizada la exfoliación, es significativo utilizar siempre una crema hidratante o nutritiva. No se debe exfoliar la piel momentos antes de tomar el sol porque puede quedar más sensibilizada lo ideal es realizarlo con varios días de antelación, insistiendo en las zonas rugosas como los codos, los talones y las rodillas. Para últimos retoques se puede trabajar en un bronceado mucho más uniforme. Al poseer la piel libre de impurezas, se puede emprender a luchar contra la denominada piel de naranja ya que las sustancias de los anticelulíticos asimilarán mejor. Para ello, lo ideal es usar, con tenacidad, productos con algas marinas o cafeína.
La cosmética perfecciona visiblemente la expresión de la piel pero no hace milagros, hay otros factores como el realizar ejercicios, la correcta alimentación, el tomar mucha agua, que ayudan considerablemente a mejorar nuestra salud y con ella el aspecto de nuestra piel. Otro criterio es aceptarnos como somos, la perfección de nuestra piel no es sinónimo de belleza, lo verdaderamente lindo radica en la imperfección y naturalidad.