Datos sobre la hambruna infantil en el mundo
En un mundo de incongruencia como el nuestro, mientras de un lado mueren miles a causa de la hambruna, su peor antítesis gana terreno del otro. Y de ambos verdugos surge una preocupante conclusión: la humanidad afronta a una difícil situación nutricional entre la carencia de alimentos y la importancia de la educación nutritiva.
El retraso del desarrollo en la infancia, la anemia de las mujeres en edad reproductiva y o sobrepeso en las mujeres adultas, son tres distintos ejemplos de malnutrición que se encuentran presentes en más del 88 por ciento de los países del mundo. A pesar de que se han dado pasos con respecto a las metas trazadas para erradicar estas amenazas mundiales, aún evolucionan lentamente, según un informe de la Nutrición Mundial del año anterior. La obesidad mata cada año a tantas personas como el hambre.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) cada año mueren 2,6 millones de persona a raíz de esta enfermedad. Esta epidemia se define como el exceso de grasa corporal debido a un desequilibrio energético causado por una alta ingesta de energía sobrepuesta a un bajo consumo. Este tema guarda mucha relación con los hábitos alimentarios, de ahí la importancia de la educción nutricional, que nos enseña que no solo es tener acceso a los alimentos, sino de qué tipo de elementos consumimos y de diversificación variada, para lograr un equilibrio en nuestro cuerpo.
La Organización Mundial de la Salud alega que el consumo de azucares libres, entre ellos los implícitos en productos como las bebidas azucaradas, establece actualmente uno de los principales factores que está dando a lugar al acrecentamiento de la gordura y la diabetes mundial. La O.M.S recomienda a niños y adultos a reducir el consumo de azucares libres a menos del diez por ciento de la ingesta calórica total, para adquirir mayores resultados se recomienda menos del cinco por ciento de la ingesta, lo que suministraría beneficios adicionales para la salud.
La Organización Panamericana de la Salud está recetando nuevas normas para los programas alimentarios escolares y preescolares. Es necesario ocuparse de prevenir desde las edades más tempranas, incitar los estilos de vida saludables, así como la práctica de ejercicios físicos, es la manera más práctica de hacer frente a esta epidemia.