Ospina sostiene al Arsenal
Cuando el club sueco Östersunds FK surgió, hace 21 años, ya Arsene Wegner llevaba un tiempo al frente del Arsenal, once que ha entrenado durante las dos últimas décadas. Ese simple dato habla por las claras de las diferencias entre los dos conjuntos, que se cruzaron en los dieciseisavos de final de la Europa League con victoria, como es lógico, de los ingleses, quienes, a pesar de su cartel, sufrieron más de la cuenta con uno de los rivales menos fuertes de la competición.
En la ida de la primera eliminatoria, los Gunners ganaron 0-3 en Suecia, pero no lograron sacar la renta que demandaba un partido ante un rival tan limitado, el cual estuvo cerca de salir con algún premio de su estadio, pero siempre se lo impidió el meta David Ospina. El colombiano, capitán de los londinenses, repelió como una fiera varios latigazos del modesto oponente en la primera media hora, y al final del encuentro, cuando ya el marcador parecía inamovible, detuvo un penal para salvar a la portería cero del Arsenal. Los dirigidos por Wegner arrancaron cual vendaval, sobre todo con gran profundidad por la banda derecha, desde donde el lateral Héctor Bellerín y los atacantes Elneny y Mkhitaryan pusieron un festival de centros en busca de rematador.
Tan volcado estuvo el Arsenal en cuestiones ofensivas que su primer gol lo marcó Nacho Monreal, el lateral izquierdo, en plena posición de delantero centro, aprovechando un rechace del meta contrario. Poco tiempo después, los Gunners ampliaron la diferencia por un autogol de Sotiris Papagiannopoulos. Corría el minuto 23 y todo indicaba que los ingleses saldrían con un saco de anotaciones, pero a partir de ahí su ataque se diluyó y el equipo se partió, detalle que permitió al Östersunds FK acercarse a los dominios de Ospina, con particular peligro en las jugadas de contragolpe.
Por suerte para el Arsenal, el arquero de la Tricolor estaba en un día dulce y no dio opciones. En particular, Ospina, suplente de Petr Cech en la Premier League, atajó un derechazo de Saman Ghoddos que iba con malas intenciones y dejó, al menos, otras tres intervenciones de real peligro. Su broche dorado llegó al final del encuentro, cuando detuvo un penal lanzado por Tom Pettersson, tras una falta infantil cometida por Bellerín. Para ese momento, ya Ozil había puesto cifras definitivas en la pizarra con el tercer gol del Arsenal, que los pone con pie y medio en octavos.
