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viernes, 2 de febrero de 2018

El kobolo, la droga de moda en los colegios de Gabón

Por mayli2017

No es un secreto que cada día aumenta más el riesgo de que nuestros hijos se expongan al consumo drogas desde edades tempranas. En este caso, nos referimos a las drogas ilegales, si bien es cierto que los medicamentos con suscripción médica son peligrosos, en el 2004, uno de cada 5 joven latino a los 15 años habían probado, al menos en una ocasión algún tipo de analgésico ilícito. En más de una ocasión hemos dicho que el uso de las drogas es una actitud que podemos prevenir, porque de lo contrario sus efectos a largo plazo pueden llegar a ser catastróficos para el cerebro, incluso dar paso a una enfermedad crónica y recurrente del cerebro.

El «kobolo», palabra del argot derivado de los barrios populares de Libreville, es el apodo que recibe un sedante mezclado muy a menudo con alcohol es la nueva droga de los jóvenes que en las escuelas de Gabón se ha convertido en menos de un año en el vicio de todos. Una profesora de música de la escuela en el colegio de Libreville afirma que ellos no preguntan quién consume o no drogas en los colegios públicos. Desde los 12 o 13 años inicia el consumo de drogas por parte de lso adolescentes. El cambio se nota muy rápido en los jóvenes pues se tornan agresivos, violentos. El problema es más serio de lo que piensan porque no solo la consumen, sino que también la venden.

Los sindicatos de educadores venían alertando a la administración de la escuela sobre el tema en los últimos meses y sobre la inestable situación y progresiva inseguridad del ámbito escolar. La administración tiene conocimiento sobre el tema pero aún no se proyecta con acción alguna. La prensa a diario habla sobre casos de agresiones con armas blancas entre jóvenes en entidades escolares y muchos de ellos están relacionados con el uso de drogas. Los medios también hacen un llamado sobre la captura de traficantes provenientes de conocidas zonas que se dedican al cultivo y venta de narcóticos o hablan de personas relacionadas con la rama farmacéutica y hacen un llamado, en muchos casos, de manera preocupante sobre las consecuencias de las drogas en los jóvenes.

En el caso del kobolo está compuesto por el uso incorrecto de Tramadol, la morfina y un antiinflamatorio cercano a la codeína. Actúa directamente en el cerebro y proporciona la sensación de bienestar por la secreción de dopamina, conocida como la hormona del placer, así lo explicó la presidenta de la orden nacional de farmacéuticos de Gabón, la doctora Marie-Louise Rondi. La explicación de Rondi explica porque la adicción y la predilección a aumentar las dosis a diario lo que puede llevar en caso de sobredosis a una muerte por asfixia, que es cuando se disparan todos los controles de seguridad del cerebro.

De origen norteamericano y dado a conocer en 2014, el embiste de esta droga afectó a África poco tiempo después. En un sitio como Gabón, donde el uso de la marihuana y otros tipos de drogas son muy limitados, el kobolo llegó en 2017. La doctora Rondi ha llevado a cabo una serie de encuentros con los padres de los estudiantes para ponernos sobre alerta y que tengan pleno conocimiento del fenómeno a tratar.

Algunos ex drogadictos de los suburbios populares de Libreville hablan sobre sus efectos. Si se consume con refresco es como si durmieras, duermes despierto, pero si lo bebes con alcohol, entonces los efectos son mucho más intensos, no tienes control de nada, le otorga a la persona cierto «coraje», se sienten superhéroes y pierden los sentimientos.

Como toda droga trae efectos colaterales, la pérdida de apetito, picazón, el sueño. También presenta otros agravantes como problemas del hígado, crisis de epilepsia, trastornos de la memoria.

La pastilla se vende 250 y 500 FCFA (0,40 y 0,80 euros) y es conocida como «pequeño rojo», «bebé rosado», o «kemeka» de acuerdo con la gama de medicamentos de tipo tramadol). Acceder a ella de manera clandestina es de las cosas más fáciles, pues la zona es el centro de comercio de los proveedores ambulantes, aunque también se comercia en pequeñas tiendas de remedios caseros.

La consumen jóvenes de diferentes nacionalidades, franceses, libaneses y de todas las clases sociales, adolescentes desde 12 años hasta 16 y 17, pero también personas de otras edades. El consumo de kobolo no es vicio de un solo sexo, las jovencitas también inciden en ello, lo que agrega otra atenuante: las relaciones sexuales sin protección, los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual.