Brasil dice “stop” a los migrantes venezolanos
Como respuesta ante el advenimiento de decenas de miles de migrantes venezolanos debido a la compleja situación del país de Bolívar, el vecino Brasil anunció que tiene en preparación un plan de urgencia, a implementarse en la frontera común del norte, en plena Amazonía. De conjunto, los ministros de Defensa, de Justicia y el jefe de la Seguridad de Brasil, viajaron al estado de Roraima —fronterizo con Venezuela— con el objetivo de hallar soluciones al arribo de tantos venezolanos durante los últimos meses.
Brasil está en problemas, dijo Raúl Jungmann, Ministro de Defensa, refiriéndose a la crisis en Venezuela y el consecuente flujo migratorio. Aunque la escala del mismo no se sabe con exactitud, ya los daños resultan perceptibles: un gran colapso en los servicios públicos de la primera capital estatal brasileña que alcanzan, Boa Vista, constituye uno de los ejemplos.
Por eso insistió tanto el ministro brasileño en la necesitad de saber la dimensión exacta del fenómeno. Fue enfático en ello cuando conversó con decenas de venezolanos que residen ahora en Boa Vista. El estimado más acertado de venezolanos cruzaron la frontera a Brasil es de, al menos, 40 mil, quienes se marcharon de su país hastiados de la inseguridad, el caos sociopolítico que genera la controversia entre izquierda y derecha, no menos que la inseguridad y la hiperinflación en la patria bolivariana. Algo dejó claro en ese sentido el mencionado ministro: esas personas no están en Brasil por capricho, sino que resultaron empujadas al desplazamiento. Porque nadie abandona de forma gratuita el hogar.
En el estado brasileño (amazónico) de Roraima, las autoridades puntualizaron que creció 100 por ciento la demanda de plazas en escuelas públicas, al igual que se dispararon las consultas hospitalarias un 3.350 %. “Cada día nacen cinco niños venezolanos”, expuso Suely Campos, gobernadora de Roraima. Por ello solicitó la ayuda del gobierno federal a fin de atender el imprevisto flujo migratorio. El auge que experimenta Roraima en el número de inmigrantes venezolanos persiste desde el 2015. Entre los advenedizos se hallan los llamados indios waraos —gente del agua en su lengua ancestral. Estos, desde la ciudad venezolana de Puerto Ordaz, se lanzan a un viaje que supera los 900 kilómetros: huyen a Boa Vista por la escasez de servicios básicos y medicinas en su comunidad de origen.
Pero la respuesta tampoco puede ser echarlos fuera de ese país que han visto como un refugio.