Barranquilla 2018: una justa rentable
En Barranquilla ya puede sentirse el ambiente que genera la organización de unos Juegos multideportivos, certámenes que atraen a miles de atletas e igual cantidad de turistas y fanáticos. A solo cinco meses de descorrer las cortinas de los Centroamericanos y del Caribe, la urbe cafetera es un hervidero, con trabajos ininterrumpidos para culminar las nuevas instalaciones y una marcha incesante en la remodelación de los estados ya en pie.
Ya Barranquilla sabe lo que es recibir a tantos atletas, pues fue la primera sede colombiana de los Centrocaribe, en 1948, hace 70 años, la cual abrió el paso para que después Medellín (1978) y Cartagena de Indias (2006) también organizaran la cita multideportiva regional más antigua de la era moderna. Como parte de la experiencia colombiana, Calí también acogió unos Juegos múltiples, los Panamericanos de 1971. No obstante, de cara a esta cita, el universo del músculo cafetero afronta el reto de triunfar en sus predios y romper así la hegemonía de Cuba y México, naciones que han dominado cada una de las 22 lides anteriores.
Potencial no le falta al movimiento deportivo colombiano, que tendrá bastiones importantes en ciclismo, patinaje, pesas, atletismo y tiro con arco, aunque necesitará un rendimiento superior en muchas disciplinas sin tanta tradición. Pero la expectación no decrece cuando se acerca el evento y poco a poco se van conociendo los rivales, los cuales van a ser fuertes, teniendo en cuenta que cubanos, mexicanos, venezolanos y boricuas, pabellones de más fuerza en el concierto regional, viajarán a Barranquilla con muchos de sus mejores exponentes. Ya en Veracruz 2014, hace cuatro años, pudo verse el poderío azteca, que casi destrona a la Mayor de las Antillas.
Al margen del aspecto deportivo, no se han presentado quejas significativas sobre atrasos de la sede, que viene cumpliendo acorde a las expectativas. Así los aseguró Carlos Padilla, vicepresidente de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE), en su último control de los preparativos, efectuados hace menos de una semana. El dirigente elogió la capacidad de los colombianos para aprovechar instalaciones ya construidas y así ahorrar presupuesto, además de evitar que se acumulen después los incómodos “elefantes blancos”, esas enormes construcciones que tras una cita múltiple no tienen ningún de utilidad. En esta oportunidad, Barranquilla ha puesto a punto un 60% de instalaciones que ya estaban edificadas y funcionales, en tanto el otro 40% serán nuevas, pero muchas de estas serán portátiles, las cuales podrán desmontar sin mayores complicaciones.