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viernes, 15 de junio de 2018

Los desconocidos efectos del estrés

Por Diana Santos

El estrés se ha convertido en un enemigo confeso que bien hemos aprendido a conocer. Sus manifestaciones más comunes no nos resultan desconocidas, aun cuando no ostentemos un título de galeno, nos resulta muy fácil identificar cuando ´este o aquel´ malestar son producto de un estrés eventual o sostenido. Sin embargo, también existen otros efectos menos populares que se derivan también de este flagelo universal.

Humor negro: Quizás no conozcan que cuando estamos estresados somos más propensos a hacer bromas sobre asuntos como enfermedades o situaciones que amenazan la vida. Así lo ha confirmado la Association for Psychological Science (Asociación de Ciencias Psicológicas), quien admite que reír en momentos difíciles "puede reducir las emociones negativas que rodean un evento estresante".

Pesadillas: Cuando estamos atormentados por un asunto en nuestra vida, probablemente soñemos más. Las pesadillas más comunes cuando estamos estresados son perder un autobús, que nos roben el coche, y perderse o vivir un incendio en casa. La American Sleep Association ha demostrado que el estrés también puede afectar al sueño provocando alucinaciones, entre ellas "la sensación de caerse al vacío o de una presencia en la habitación".

Sonidos amortiguados y visión túnel: Ambos efectos son reacciones comunes al estrés, según afirma la Oficina de Salud Mental del Estado de Nueva York. Y es que muchos efectos secundarios del estrés son de carácter sensorial, como tener una mayor sensibilidad a la luz, sensación de descoordinación o de desorientación.

Diarrea: Nuestra salud física también se debilita cuando nos estresamos, fundamentalmente nuestro sistema digestivo. Por ello resulta común que personas con ansiedad o depresión tengan mayor malestar en el estómago. Entre las enfermedades que puede desencadenar el estrés se encuentra el Síndrome del Intestino Irritable.

Irritación de la piel: Nuestra piel suele ser una vía para liberar el estrés. Por ello no es de extrañar que cuando acumulamos tensiones aparezcan los sarpullidos o urticarias.

Pérdida de cabello. Que perdemos cabello cuando nos encontramos estresados eso es basto conocido. Lo que quizás no sepan es que existen tres vías fundamentales por donde ocurre. En algunos casos, el estrés lleva a los folículos pilosos a una fase de reposo, por lo que nuestro pelo cae al piso cuando nos peinamos o lavamos la cabeza. En aquellas personas que sufren de alopecia, provoca que el sistema inmunológico del cuerpo ataque los folículos pilosos. Y por último y más interesante, el estrés puede estar relacionado con la tricotilomanía, un trastorno de control impulsivo en el que las propias personas se arrancan el cabello.

Sin dudas, evitar todas estas dañinas manifestaciones es la mejor alternativa a nuestra salud. Las carencias y vicisitudes de la vida cotidiana probablemente no desaparezcan, por tanto, sobrellevar el estrés, aprender a convivir con él es una decisión. Autorregularnos, aprender lo que nos estresa o irrita nos hará personas más sanas y felices.