La atención al más longevo del hogar
Muchos autores destacan la importancia que tiene ese sector de la población más envejecido, es decir las personas que tienen 90 o más años, ya que para ella éstos necesitan de más atención y cuidado, guardando una estrecha relación con los servicios sanitarios. Alude al hecho de que en su gran mayoría son mujeres viudas y solteras las que llegan a esa edad, además de que la mayoría de éstas viven solas. Al respecto se afirma que para las personas mayores vivir solas trae consigo en algunos casos experimentar sentimientos de soledad, acontecimientos en el que las mujeres viudas son las principalmente afectadas.
Este fenómeno es de interés para los sociólogos pues estudiar y comprender esta situación en su totalidad, lleva a los investigadores a poder responder inquietudes que sobre el tema existan, además, romper con las prenociones existentes. Señala que en los adultos mayores son más frecuentes las enfermedades crónicas, que pueden estar dadas por múltiples causas, como son la edad, la vida que llevaron en su juventud, la educación, el status socioeconómico, aunque hay otros que viven la vejez favorablemente.
Todo esto influye en que la vida de los ancianos sea más pausada, lo que no quiere decir que se queden inactivos. Apunta además el hecho de que llegar a la longevidad no quiere decir que necesariamente están condenados a la decrepitud. Es verdad que son más frágiles y enfermizos pero si tienen voluntad, sus vidas marcharán de lo mejor. Afirma también la importancia que tiene practicar la capacidad física y mental del individuo durante toda su vida, resaltando que esta práctica se debe mantener con más fuerza en la vejez. Bazo subraya también que se está produciendo un envejecimiento del envejecimiento, es decir hay un aumento, que se hace cada vez mayor, de personas de la tercera edad.
Apunta que conjuntamente con este proceso se está propiciando otro que es el rejuvenecimiento de estas personas producto de diversas situaciones como son el mejoramiento del estado de salud, la forma de actuar, la apariencia física, las actividades desarrolladas, la vitalidad, las actitudes ante la vida y los valores. Todos estos factores son consecuencia de cambios estructurales que se han venido dando en determinadas sociedades. Como que se están comenzando nuevos análisis, se renuncia a encasillar el conocimiento de los adultos mayores, .tiende a considerarse más en términos de potencialidad que de decrepitud/plenitud, más como una época de contento que de desgracia/gozo.
Esto evidencia la presencia de reconocimiento por parte de la sociedad hacia los ancianos, ya que paralelamente a la comprensión que sobre la vejez se propicie, crecerá la necesidad de reconocer aspectos más profundos. Plantea que es de gran interés estudiar la situación que se da en algunas personas mayores que quieren morir aún gozando de buena salud física y mental, además de ser aceptadas por la sociedad; .es importante averiguar el significado que tiene para ellas la vida y la muerte, y lo que supone para un ser humano inteligente y vital verse aprisionado en un cuerpo deteriorado.25.
Aquí se identifica la representación que puede tener para las personas mayores llegar a la vejez, pues hasta el momento se había hablado de la representación que sobre el envejecimiento tiene la sociedad en general; cayendo ahora en un factor de igual o mayor interés que el anterior, el de cómo se percibe el anciano a sí mismo. Apunta también que .es importante descubrir las estrategias que permiten a las personas ancianas y vitales llegar a ese punto de sus vidas, y saber cómo se enfrentan -con qué recursos- a la vejez extrema y a la muerte26.; tener presente estos factores es una característica a destacar ya que son causas puntuales que influyen en la vejez y en cómo se puede estudiar este desde la Sociología.
Esta investigadora ve al individuo envejecido como el efecto de .una historia personal (individual, particular) en la que se produce un entramado especifico de los factores biológicos, psicológicos, y sociales en un contexto familiar y social general determinado. Dicho entramado es resultado de la interrelación siempre variable de los diversos factores. Una persona centenaria es alguien que ha alcanzado esa edad porque ha contado con unos recursos biológicos, psicológicos y sociales que se lo han permitido, y que por eso mismo se encuentra ahora en un relativo buen estado mental y/o físico. Este planteamiento acentúa al ser humano como un producto condicionado por la historia y la construcción social que sobre ésta se crea. Siguiendo la misma línea, distingue la realización personal a través del desarrollo de lo vivido con la complacencia en la vejez, es decir todo aquel anciano que vivió una vida plena realizándose como persona, el llegar a la vejez no será nada desagradable para él sino por el contrario, será una etapa vivida a plenitud. Pues son los recuerdos de esa época pasada los que les mantendrán la autoestima y la identidad.