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miércoles, 7 de marzo de 2018

Rusia pierde un avión en Siria

Por Gabriela

Varios accidentes aéreos han sacudido este año al mundo, en enero ocurrió uno en Turquía que acabó con la vida de 162 personas, mientras que el pasado mes se reportaba un siniestro similar en Irán, debido al cual se reportaron 65 fallecidos. Esta vez fue en Siria, donde un avión militar ruso se estrelló a pocos metros de su aterrizaje.

El hecho ocurrió cuando el avión de transporte AN-26 realizó un fatal maniobra de aterrizaje en la base aérea de Jmeimim, en la provincia siria de Latakia. En dicha nave viajaban 33 pasajeros y seis miembros de la trupulación, todos fallecieron. De acuerdo con un comunicado del ministerio de Defensa de Rusia (Mindef) todos eran militares.

Según el Mindef, la nave se estrelló cuando le quedaban apenas 500 metros para la pista de aterrizaje, asimismo iformo que “la causa de la catástrofe aérea, conforme a la información preliminar, pudo haber sido un fallo técnico”. La nota también aseguro que se ha descartado que la causa del siniestro fuera porque el avión fue blanco de un ataque.

Por su parte, el presidente ruso Vladimir Putin ofreció sus más profundas condolencias a los familiares de los fallecidos en el siniestro, así como al personal de ministerio de defensa debido a las pérdidas humanas de sus compañeros. El mandatario, que se encontraba visitando la región de Sverdlovsk, fue notificado de todo gracias a una conversación telefónica que mantuvo con el ministro de esa cartera, Serguei Shoigu, de acuerdo con reportes televisivos.

Según varios medios de prensa, fuentes cercanas a esta investigación revelaron que tras la búsqueda en el área de desastre se logró encontrar una de las cajas negras de la nave, la cual, según afirmaron varios testigos, hizo movimientos inusuales durante su aterrizaje, y aunque todo apunta a un accidente, una comisión del Mindef se encargará de investigar todas las posibles versiones de este lamentable hecho.

La base aérea de Jmeimim, donde ocurrió la caída del avión, forma parte, junto al punto de suministro marítimo de Tartus, de un acuerdo de cooperación signado entre las autoridades de Damasco y Moscú en aras de que las fuerzas rusas pudieran utilizar esas instalaciones por varias décadas.