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viernes, 15 de junio de 2018

Rusia no defrauda en la apertura del Mundial

Por Aliet Arzola

Rusia no desentonó y abrió su Mundial por la puerta grande, con goleada (5-0) y exhibición frente a Arabia Saudi, equipo que, hace solo una semana, puso a temblar a la mismísima Alemania, vigentes monarcas. Sin embargo, una vez más se demuestra que los amistosos no son lo mismo que el Mundial, evento en el que no todos pueden mantener la puesta en escena de los entrenamientos, y donde otros, aparentemente sin tantas armas, surgen como los conjuntos a vencer.

No creo que Rusia sea, a la postre, un equipo revelación, porque el Mundial se le presenta como una colina empinada que, salvo milagro, no deben poder escalar más allá de octavos de final, con suerte. No obstante, al menos arrancaron el Mundial a todo gas, sin reservas, como el anfitrión que saca todas sus prendas para exhibirla a la llegada de los vecinos. En un estadio Luzhniki abarrotado y enloquecido con la música de Robbie Williams en la inauguración, el plantel ruso comenzó un tanto dubitativo, apertrechado en su área y solo mirando como los saudíes tocaban el balón permanentemente. Pero el flujo de los visitantes, al primer toque en muchas ocasiones, no causó peligro alguno en los linderos de Akinfeev, sin trabajo en casi todo el encuentro.

La mayor virtud de los rusos fue esperar su momento y visualizar los puntos más bajos del rival, cuya defensa, lenta al extremo, dejaba mucho margen para el juego al contrataque. En esa variante los locales fueron implacables, aunque el primer gol lo encontraron a la salida de un corner, gracias a otro de sus fuertes: el juego aéreo. Gazinsky remató un centro de Golovin, el hombre del partido, y abrió la lata ante la mirada atónita de los árabes, que comenzaron poco a poco a desaparecer de la cancha. Sus imprecisiones dieron alas a Rusia, que, en una especie de carambola, perdió por lesión a su estrella, Dzagoev, pero su sustituto, Dennis Cheryshev, entró como un ciclón y revolucionó el encuentro.

Ante un elenco demasiado lento, el jugador del Villarreal se dio gusto y mostró sus habilidades en el uno contra uno, así como su dura pegada de media distancia. De hecho, el cuarto gol lo marcó con un zurdazo a tres dedos en el borde del área, imponente, desde ya candidato a mejor gol del Mundial y solo estamos comenzando. La guinda del pastel, en un duelo totalmente desequilibrado, la puso Golovin, pretendido por grandes como la Juventus o el Barcelona, quien marcó de tiro libre antes del pitido final y selló su primera exhibición.

Rusia hizo valer su condición de sede y abrió su Mundial por la puerta grande, con goleada y exhibición frente a un equipo que, hace solo una semana, puso a temblar a la mismísima Alemania, vigentes monarcas. Pero una vez más se demuestra que una cosa son los amistosos y otra el Mundial, evento en el que no todos pueden mantener la puesta en escena de los entrenamientos, y donde otros, aparentemente sin tantas armas, surgen como los conjuntos a vencer.