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jueves, 21 de junio de 2018

Cómo pasar mejor el viaje

Por Janet Rios

Los riesgos sanitarios por el viaje en avión se pueden minimizar si el viajero adopta algunas precauciones antes y durante el viaje. A continuación, se mencionan algunos factores relacionados con los vuelos prolongados, que pueden ser un riesgo sanitario para algunos pasajeros, agregando las recomendaciones para cada uno de ellos. lPresión de aire en la cabina: Aunque las cabinas de los aparatos están presurizadas, la presión de aire en la cabina durante el vuelo a altitud de crucero es más baja que la presión del aire a nivel del mar. Por eso la sangre absorbe menos el oxígeno y los gases en el interior del cuerpo se expanden. Los efectos de una presión de aire reducida en cabina durante mucho tiempo son normalmente bien tolerados por los pasajeros sanos.

Los pasajeros con problemas médicos, especialmente enfermedades del corazón, del pulmón y afecciones de la sangre tales como anemia pueden no tolerar bien un reducido nivel de oxígeno. En la mayorís de estos pasajeros pueden viajar con seguridad si se acuerda con la aerolínea tomar medidas para disponer de un suministro adicional de oxígeno durante el vuelo.

Recomendación: debido a que los reglamentos y las prácticas al respecto difieren de un país a otro y entre compañías aéreas, se recomienda que estos viajeros, especialmente aquellos que desean llevar su propio oxígeno, se pongan en contacto con la correspondiente línea aérea, previamente al inicio de su viaje. Mediante que el avión gana altitud tras el despegue, la reducción de la presión de aire en la cabina hace que los gases se expandan. De forma similar, conforme el avión va perdiendo altitud antes de aterrizar, el aumento de la presión en cabina hace que los gases se contraigan. Estos cambios pueden tener consecuencias en los ugares donde hay aire retenido en el cuerpo.

lTaponamiento y dolor de oídos: Los pasajeros experimentan habitualmente una sensación de “taponamiento” en los oídos que está causada porque el aire escapa desde el oído medio y los senos durante el ascenso del avión. Cuando el avión desciende de altitud antes del aterrizaje, e puede tener la sensación de que los oídos están bloqueados y producirse dolor. Estos síntomas ocurren en los vuelos de cualquier duración, pero hay que tener en cuenta que, si se tienen infecciones previas de oído o sinusitis, y el vuelo es prolongado con escalas, la mayor frecuencia de exposición aumenta el riesgo de complicaciones.

Recomendaciones: Tragar, masticar o bostezar (“destaponar”) normalmente aliviará las molestias. Si el problema persiste a pesar de usar estos métodos, generalmente ayuda realizar con fuerza una corta espiración manteniendo la nariz y la boca cerradas. En el caso de los bebés, darles de comer o ponerles un chupete para estimular la acción de tragar puede reducir los síntomas lHumedad en la cabina y deshidratación: La humedad relativa en las cabinas de los aviones es baja. La baja humedad puede provocar sequedad de la piel y molestias en ojos, boca y nariz, aunque no representa un riesgo para la salud. A mayor tiempo de vuelo, mayor exposición. Recomendaciones: Utilice una crema hidratante para la piel o un aerosol nasal salino para humedecer las vías nasales. Llevar gafas en lugar de lentes de contacto, puede aliviar o prevenir las molestias oculares. No es necesario tomar más agua de lo habitual, pero como la cafeína y el alcohol tienen un efecto diurético (causando un aumento de la cantidad de orina), es aconsejable evitar su consumo en los vuelos de larga duración.

Inmovilidad, problemas circulatorios y Trombosis Venosa Profunda (TVP): La contracción de los músculos es un factor importante que ayuda a mantener el flujo de sangre a través de las venas, especialmente en las piernas. Estar sentada, puede provocar un estancamiento de la sangre en las piernas, que a su vez provoca hinchazón, rigidez y molestias. Se sabe que la inmovilidad es uno de los factores que pueden provocar el desarrollo de un coágulo de sangre en una vena profunda, conocido como “trombosis venosa profunda” o TVP y también “Síndrome de la Clase turista”, por el mayor riesgo al estar sentado en posiciones de poca movilidad. Las investigaciones han demostrado que la TVP puede ocurrir como resultado de la inmovilidad prolongada, por ejemplo, durante un viaje largo, ya sea en coche, autobús, tren o avión. Se conoce ya que el riesgo de TVP es aproximadamente el doble o el triple después de un vuelo de duración media de (más de 4 horas), y también en otras formas de viajar con inmovilidad prolongada. El riesgo se incrementa con la duración del viaje y con múltiples vuelos dentro de un corto período de tiempo. En la mayoría de los casos de TVP los trombos son pequeños y no provocan síntomas.