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miércoles, 9 de mayo de 2018

No es una bacteria, ni un virus, pero se transmite

Por Isabella

No es una bacteria, ni un virus. No se trasfiere por microorganismos a través de un estornudo ni por utilizar la misma cuchara. Sin embargo, su patrón de desarrollo sí es contagioso, contrariamente de que hablamos de la obesidad, una patología que, según los últimos estudios, se transmite a través de lazos personales tanto en adultos como en niños.

Un trabajo publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, elaborado por la Universidad del Sur de California después de analizar a las familias que viven transitoriamente en diferentes bases militares de EE UU, confirman que la obesidad se transmite en hábitos. Las conclusiones de esta investigación consolidan la teoría de que existe un efecto contagio entre personas obesas. Debido a que encontrarse dentro de una esfera social con un alto nivel de obesidad aumenta el riesgo de enaltecer el Índice de Masa Corporal (IMC) un 19% en niños y un 25% en el caso de los adultos. El aumento se produce por la reproducción de comportamientos que desencadenan la enfermedad y por la regulación del problema.

Según el estudio, quienes han observado el fenómeno contrario apoyan esta teoría, ya al trasladarse la familia a una jurisdicción con menor tasa de obesidad, el riesgo de padecerla baja un 23% en el caso de los niños y un 29% en los adultos. Tal vez este dato marque un antes y un después. Desde entonces las campañas contra la obesidad se centran en el efecto contagioso de esta epidemia. Es cierto que solo es una teoría reciente, pero cada vez son más los trabajos científicos que exploran el tema. Asimismo existen estudios muy recientes que corroboran que el patrón de desarrollo de la obesidad es muy parecido a los agentes infecciosos. Incluso en el 2017, una investigación de la Universidad de Harvard dio a conocer que cuando una persona tiene obesos en su círculo más cercano, como pareja o amigos, las posibilidades de que engorde considerablemente alcanzan hasta un 50%.

Con tales cifras, la pregunta es el motivo por el cual ocurre el contagio. No es solamente una cuestión de afinidades personales, es decir, no solo se juntan a una pareja similar o amigos que lo acepten socialmente. Sino que existen otros factores determinantes. La imitación de los comportamientos de alimentación y el estilo de vida es fundamental, pero igualmente influyen las características urbanísticas del lugar de residencia. Algunas ciudades ofrecen más opciones para realizar actividades al aire libre esto asegura en gran medida disminuir los índices. Esto hace un llamado a aumentar las áreas para realizar actividades físicas dentro de las ciudades y crear instituciones gratuitas para trabajar el cuerpo, en aras de alcanzar un bienestar saludable en la sociedad.