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miércoles, 2 de mayo de 2018

El miedo no te puede frenar para volar

Por Isabella

Estar asustado no es malo, es la señal de que algo nuevo está rondando. La vida independiente es como una carrera de obstáculos. Las dificultades aparecerán unas tras otras, no se podrán quitar, ni van a desaparecer, simplemente ¡hay que brincarlas! Lo emocionante es que, conforme se avanza, todo resulta mucho más sencillo.

Pongamos la situación hipotética de una persona en la fila para subir a una montaña rusa. Mientras espera el turno probablemente sentirá náuseas, mariposas en el estómago, sudará e incluso se le pasará por la mente no hacerlo. Pero una vez que llegue su turno se sentará en el asiento con el cinturón bien puesto y comenzará el recorrido. La adrenalina, la emoción, los gritos, las risas la pondrán feliz, dándose cuenta que en realidad, no tenía nada que temer. Eso mismo pasa cuando uno se lanza a independizase.

Enfrentarse a lo desconocido siempre asusta. Es como tener que abrir una puerta sin saber qué hay del otro lado. Sin embargo ese temor no se va a ir hasta que por fin uno se atreva a hacerlo. Dentro de los miedos más comunes de emprender el camino solo, se encuentra el tener que enfrentarse a la independencia económica y que no te alcance el dinero. Quedarse sin trabajo a medio contrato. No saber solucionar cosas del hogar o tener que regresar a vivir con tus papás. Para todo hay solución.

Evitar quedarse corto antes de la quincena va a depender 100% de uno, por eso, es necesario organizar las finanzas, no gastar de más y llevar tanto el control de las compras como de las deudas. Si puede pasar que de la noche a la mañana ya no se tenga trabajo, por eso es recomendable tener un ahorro que permita cubrir algunos meses hasta encontrar un nuevo empleo.

En esta era digital no hay nada que no se encuentre en internet, desde recetas hasta cómo reparar el lavamanos, por lo que documentos o tutoriales pueden servir de guía para saber actuar ante los problemas en el hogar. Regresar a casa no debe dar miedo, pero se debe considerar como una solución para casos extremos. Se debe pensar en ella como una epidural, está ahí, para uno, pero se utiliza cuando sea extremadamente necesario y no exista más opción. No se quede parado esperando la oportunidad, emprenda su camino que problemas habrán siempre. Cuando menos se lo espere, mirar atrás se convertirá en una motivación, pues lo que tanto miedo daba, terminará siendo una gran aventura.