El Acuerdo de Paz en Colombia está en riesgo
El proceso de paz firmado por el gobierno de Colombia y el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común está pasando por su peor momento, debido a las presiones y amenazas que se encuentran los antiguos guerrilleros, lo que pone en alto riesgo la estabilidad lograda en esta gran nación.
Desde que se firmo el Acuerdo de Paz hace dos años en la Habana, el partido FARC ha denunciado el asesinato de 36 exguerrilleros, un número que se extendería a 50 si se cuenta a los familiares y cercanos. En los últimos meses se ha cernido una nube de amenazas sobre los antiguos guerrilleros que pone en riesgo su integridad física, pero al mismo tiempo le siembra la semilla de la desconfianza sobre lo pactado y eso pudiera desatar la guerra nuevamente.
El excombatiente de la guerrilla, Omar Jesús Olmedo, ante el señalamiento de que muchos de sus compañeros habían salido de los llamados Espacios Territoriales de Capacitación, expresó que ellos salieron sus terrenos en búsqueda de lugares más favorables para resolver el problema de la subsistencia. Los procesos para la reincorporación a la vida socioeconómica no han fluido en todos los lugares como se estableció en el pacto. Además se han constatado quejas por falta de infraestructuras en algunas de las zonas rulares durante el proceso de desmovilización.
Según Olmedo, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos no ha cumplido con los planes de reintegración de los exguerrilleros que buscan el afecto de sus familiares y las comunidades. El mandatario colombiano recordó que no sería fácil implementar lo pactado y los problemas de infraestructura podrían ser comprensibles en medio de un entramado tan difícil como es el regreso a la vida social y política de Colombia de un movimiento guerrillero que cuenta con más de cincuenta años de existencia y que ocupa gran parte del país andino.
Esta semana el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) reveló que el año pasado fueron asesinados 137 líderes sociales, lo que supone un incremento del veinte por ciento en relación con el año anterior, cuando aún no se había firmado el Acuerdo de Paz.
