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sábado, 21 de abril de 2018

Ser una persona segura en 3, 2...1

Por Isabella

Las personas seguramente no nacen con la confianza, por lo que esta característica se convierte en un músculo que necesita ejercitarse cada día. Es una estructura de soporte durante esos puntos críticos de la vida que impide que caigamos. Ser una persona segura ayuda a enfrentar cualquier barrera que se interponga en el camino además de generar un equilibrio y beneficio mental.

La confianza no consiste en mantenerse en aquel lugar seguro, por certeza de que nunca caerá. Se trata de confiar en uno mismo, de amar la vida, desarrollar todo el potencial que se posea y de arriesgar. Basta de ese miedo ridículo al fracaso, arruinarse sería si no se intentase.

Todo momento es ideal para desarrollar la autoconfianza, solamente basta despertar una mañana sintiéndote capaz, fuerte y confiado de que logrará todo lo que te proponga, incluso fuera de la zona de confort. Organizar la rutina diaria enfocándose en aquellas actividades en las que se sobresale, generará un índice de éxito mayor y en consecuencia la persona elevará su confianza y seguridad.

Realizar una lista con tareas que se vayan tachando conforme avance la jornada, es una excelente propuesta. Pues al mirar en retrospectiva cada deber o tarea se convierte en un logro y aumenta la confianza. Las personas aprenden a monitorear sus triunfos y toman en sus manos las riendas de la vida.

Salir de zona de confort cuesta mucho trabajo, pero existe un mundo fuera que merece ser explorado. Investigar acerca de las actividades que se realicen en la comunidad y participar en ellas dará más experiencia en las relaciones sociales. Aunque la posibilidad de no asistir al evento retumbe en la mente, hay que hacer caso omiso y asistir. La mente dejará de enredarse en escenarios hipotéticos a medida que la persona aprenda a desenvolverse en situaciones sociales.

Socializar puede resultar para algunos algo muy difícil, pero jamás es imposible. La clave es el lenguaje corporal, una buena postura, una sonrisa y el contacto visual con las personas con las que se hable. Sencillos pasos no solo para proyectarse seguro de sí mismo, sino para realmente serlo. Por otra parte los retos físicos son eminentes para acrecentar el valor propio. Para un mejor resultado realizar actividad física en grupo ayuda a unificar ambas estrategias de confianza, donde al sentirse bien consigo mismo las personas no generan miedo a dialogar. La finalidad es simple, retarse a uno mismo, salirse de la zona de confort y vencer esos retos autoimpuestos para en 3, 2…1, convertiste en una persona segura.