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sábado, 21 de abril de 2018

Quantum, de la expectativa a la realidad

Por Geralt

Cerca de la apertura de la "revolucionaria" montaña rusa del parque de atracciones Mundo Aventura, localizado en Bogotá, nadie pudo evitar hacerse muchas preguntas: ¿cómo será? ¿disfrutaremos tanto como con las reales? ¿será más largo o más corto el recorrido?

El punto era que Quantum, que fue el nombre que le dieron sus creadores, no se trataría de un "aparato" convencional, sino de una mezcla entre la clásica diversión llena de adrenalina, sumada a la tecnología de realidad virtual. El subdirector del parque, Juan Carlos Rosas, encumbró la atracción, al expresar que se trataba de un momento histórico para el país y sobre todo para la capital colombiana.

Cuando se inauguró la novedosa montaña rusa del parque de atracciones Mundo Aventura, nadie pudo evitar hacerse muchas preguntas: ¿cómo será? ¿disfrutaremos tanto como con las reales? ¿será más largo o más corto el recorrido? El punto era que Quantum, que es como le llamaron sus creadores, no era un aparato convencional, sino que se trataba de una mezcla entre la clásica diversión de “sube y baja” y la tecnología de realidad virtual.

El subdirector del parque, Juan Carlos Rosas, ensalzó la moderna atracción, al decir que se trataba de un momento histórico para el país y sobre todo para la ciudad de Bogotá. Además, agregó que esta era una prueba de que Colombia daba un salto hacia el futuro, al colocar en manos de sus habitantes un disfrute tecnológico de última generación.

Así fue que se planteó la construcción de Quantum, la cual demoró par de años desde 2016, y contó con aportes multimillonarios para implementar tanto la infraestructura como la técnica necesaria para echarlo a andar. Los responsables de convertir este sueño en realidad fueron las empresas Artefacto Comunicación Integral y Uno Uno 11, quienes llevaron a cabo, entre otras, todas las labores de ingeniería, desarrollo de software y diseño visual.

Claro que para entender por dónde viene toda esta idea, habría que comprender en primera instancia el fenómeno de la realidad virtual, una tecnología que busca “engañar” a los sentidos de los usuarios, mediante datos de un contexto creado de forma artificial y digital. El quid de la cuestión es convencer a las personas de que lo que presencian es un ambiente verídico y cambiante, en base a sus actitudes.

Precisamente de eso va la mencionada atracción, en la cual los participantes deben intentar rescatar a nuestro planeta de un ataque alienígena, en una misión que incluye además encontrar un surtidor de energía y encomendarse a las órdenes de un capitán desconocido. La aventura y la diversión están garantizadas. ¿O no?

Luego de un tiempo, y a pesar de todo el trabajo desarrollado por el equipo de creación, Quantum no muestra un despegue demasiado exorbitante. Para comenzar, los “vehículos” en donde viajan los clientes, tienen demasiado poco espacio para moverse, sobre todo si se espera que ellos interactúen de forma más creíble.

Por si fuera poco, las gafas que se utilizan en la atracción fueron no fueron exclusivamente diseñadas por los ingenieros, sino que al tratarse de dispositivos de uso industrial, son solamente un tipo de adaptación que se realizó para su uso en Quantum. Todo esto quiere decir varias cosas, pero fundamentalmente implica que si eres miope, o sufres cualquier otra afección relacionada con la vista, es aconsejable que mejor ni vayas, porque te aseguro que solo verás bultos y sombras en la pantalla.

Otro tema discutible es el apartado gráfico, muy por debajo de los niveles que ofrecen entretenimientos como The Void, una propuesta de élite para los amantes de este tipo de emociones.

Según la experiencia de algunos, la velocidad que desarrolla el carro es de un poco más de 40 kilómetros por hora, o sea, que las personas parecen más estar a bordo de un autobús urbano, que inmersas en un emocionante viaje interestelar.

Finalmente, la conclusión que puede obtenerse es por debajo de un notable, ya que aun a pesar del largo trabajo de sus realizadores y del dinero invertido en lanzar semejante proyecto, el producto final no satisface totalmente a quienes van en busca de emociones fuertes, pues para colmo de males ni siquiera es capaz de convertir la experiencia en algo que genere un poco de miedo en los usuarios.

Ahora bien, tampoco se trata de demeritar a quienes se esforzaron por llevar a cabo esta idea, sino que se trata de equiparar expectativas y realidad —por virtual que sea—. Pudieran pensarse otras alternativas, pero en el fondo lo que queda claro es que no vale mucho dar promoción a una montaña rusa de este tipo como si fuera algo extraordinario. En una analogía boxística, supongo que no basta con haber dado el primer golpe, si al final no damos los mejores del combate.