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domingo, 22 de abril de 2018

Lágrimas y sonrisas in vitro

Por Manolo

El sueño de tener un hijo que ansiaban los esposos chinos Shen Jie y Lui Xi tuvo una historia trágica y feliz a la vez. A la tragedia por su fallecimiento, justo antes de la fecundación in vitro de su hijo, le siguió la lucha de sus padres por recuperar los embriones del futuro nieto. Tras un largo proceso, los cuatro lograron vencer, y luego de un embarazo subrogado, hace solo cuatro meses nació en la ciudad de Cantón el bebé que fue llamado Tiantian, nombre que su propio padre había elegido para él. Aquí les contamos su historia, y un poco de la FIV.

El sueño de concebir un hijo es común en muchas parejas alrededor del planeta. Dar vida a una nueva criatura, nacida del amor de otras dos personas resulta en un acto extremadamente íntimo y especial, que une a las familias como ningún otro.

La historia de los esposos chinos Shen Jie y Lui Xi está particularmente llena de giros en el guión, ora felices, ora más tristes. Enfrascados en la concepción de su hijo durante un tiempo, en 2013 decidieron optar por la opción de la fertilización in vitro, una técnica que asiste a futuros padres en el camino a su sueño de tener descendencia.

Casi a punto de realizar el proceso de transferencia del embrión concebido, y de seguro con incontables planes para el porvenir del niño, o niña, que vendría, la vida les hizo a Jie y Xi una de las más crueles jugadas posibles. Luego de dos años de matrimonio, y solo cinco días antes de la programada fertilización artificial, ambos fallecieron en un accidente de tránsito.

No obstante, ahí no termina el relato. A partir de aquel momento los padres de la pareja, y por tanto abuelos de aquel niño que no logró ser concebido, comenzaron un largo proceso de reclamación para obtener los embriones de su —aun no nacido— nieto, que estaban siendo conservados mediante congelación en un laboratorio

Tres años duró la batalla, la espera y el desasosiego de esos familiares, quienes lograron superarla gracias al amor hacia sus hijos y la esperanza de verlos reflejados en el rostro de su bebé. En la corte tuvieron que triunfar en diferentes casos que no tenían antecedentes en la nación asiática, y finalmente consiguieron el premio: la custodia de cuatro embriones que se convertiría en su descendiente de segunda generación.

A continuación, el cuarteto de abuelos tuvo que afrontar otro reto. Debían conseguir una persona para que fuera la “madre sustituta” del pequeño, lo que se conoce como maternidad subrogada. Claro que como en su país de origen esa práctica está penada por la ley, tuvieron que acudir a un país vecino, Laos, para acceder al llamado “vientre de alquiler.”

En la actualidad, hace solo cuatro meses que ha nacido en la ciudad de Cantón el bebé llamado Tiantian, nombre que eligiera para él su propio padre. De momento, los cuatro abuelos se turnan, como si de un equipo se tratara, para criar al infante. No obstante, todos ellos están al tanto de los posibles inconvenientes que todo ello pudiera traer dentro de un tiempo, tanto para la psiquis del niño, como desde el punto de vista judicial y legal.

Difícil será para ellos el momento en que deban hablar con Tiantian para contarle su propia historia, y los motivos por los cuáles nunca conocerá físicamente a sus padres. Sin embargo, en historias como estas, marcadas para siempre por el dolor, el amor debería terminar imponiéndose a cualquier dificultad.

La fertilización in vitro: ¿cómo funciona?

Hablando en términos científicos, la fertilización in vitro, o FIV (IVF, en inglés), es un procedimiento mediante el cual la fecundación de los ovocitos (células sexuales femeninas) por los espermatozoides tiene lugar al exterior del organismo materno. Se trata del método por excelencia para solucionar problemas de infertilidad, y generalmente se usa como opción final, luego de que todas las anteriores (inseminación artificial, inducción de la ovulación y la microinyección intracitoplásmitica de espermatozoides, o ICSI) hallan fallado.

Para llevarla a cabo se necesita de una preparación física a nivel hormonal de la madre, a quien se le extraen algunos óvulos de los ovarios, los cuales posteriormente interactúan con los gametos masculinos en un ambiente líquido. Finalmente, cuando todo está listo, el ovocito que ha sido fecundado regresa al útero materno, y a partir de ahí continúa su desarrollo normal, como si hubiera sido concebido de manera natural.

La primera persona que nació vía FIV fue la australiana Louise Brown, quien vio la luz el día 25 de julio de 1978. Curiosamente, el primer pequeño que lo hizo en América Latina fue 1985 un niño colombiano, en el laboratorio del doctor Elkin Lucena, cuyo equipo logró además las primeras concepciones vía congelación en el continente

Según una investigación realizada en más de medio centenar de naciones de todo el planeta, durante las últimas tres décadas han nacido alrededor de 3 millones de bebés gracias al uso de este método. También se supo que estadísticamente está comprobado que los embriones que han sido previamente congelados tienen un por ciento más alto de efectividad (26) que aquellos que se cultivan durante cinco días y luego se implantan.