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viernes, 20 de abril de 2018

La impunidad aún aviva las llamas en Colombia

Por Jany

El informe de Bogotá presentado hace unas semanas es la pura evidencia de que la impunidad aún aviva sus llamas. La violencia hacia la mujer empoderada, el reclutamiento de menores de edad, el paramilitarismo, el desplazamiento interno, las ejecuciones extrajudiciales, y la colosal desigualdad, aun conviven bajo un Estado que parece ineficaz.

La firma en Colombia del Acuerdo de paz con las FARC y el diálogo con el ELN, constituyeron importantes mejoras para la sociedad, pero no son suficientes. En la actualidad el país es víctima de constantes violaciones de los derechos humanos y graves desacatos al Derecho Internacional Humanitario que prevalecen impunes.

Así lo demuestra la reciente publicación del informe de organizaciones sociales de Colombia acerca de esta realidad durante el período 2013-2017 en el centro de Bogotá. Las 51 páginas del informe son muestra del panorama que encontraron las veinticuatro organizaciones sociales encargadas de escribir el documento. A esto se le suma el trabajo realizado por quinientas organizaciones sociales que abogan por los derechos humanos de Colombia. Encargadas, además, de hacer cumplir las sugerencias enunciadas por el Consejo de Derechos Humanos (CDH) en el período 2008-2013, pues el Examen Periódico Universal de las Naciones Unidas a realizarse el próximo mes en Ginebra constituye un mecanismo para evaluar en los 193 países miembros, la situación de derechos humanos.

En Colombia es inocultable el paramilitarismo, sin embargo el estado es incapaz de reconocerlo, por suerte las organizaciones sociales no tienen los mismos ojos. Las investigaciones aseguran un elevado número de estructuras y mandos medios que continúan infringiendo en el país. Es una realidad que existen mecanismos para el desmonte del paramilitarismo en el Acuerdo de paz con las FARC pero parecen no ser suficientes.

Por otra parte, jamás se dio cese real al conflicto armado. En el mismo instante de la desmovilización de las FARC, guerrillas del ELN, grupos paramilitares, el EPL y otros grupos se expandieron y refugiaron territorialmente. Colombia continúa siendo el país con mayor número de víctimas de desplazamiento forzado en el mundo, con índices de un 63% en situación de pobreza y un 33 % en extrema penuria. Datos que no incluyen el reclutamiento y el empleo de niñas, niños y adolescentes en el conflicto armado. Asimismo grandes preocupaciones asedian la realidad colombiana, como son la continuidad de las ejecuciones extrajudiciales a manos de la Fuerza Pública y el aumento de los casos de violencia sexual. De este último se le atribuye un 43,7% a las Fuerzas Armadas, un 26,2% a guerrillas y 30,1% a grupos paramilitares.

El Estado de Colombia coopera con los mecanismos internacionales. Incluso cuenta una Misión Política de paz de la ONU y la presencia de disímiles agencias de esta organización. Pero el estatus de los mecanismos de derechos humanos es aún inconstante. Es necesario hacer un llamado a la implementación del Acuerdo de paz y las encomiendas que en ocasiones pasadas han resultado del Examen Periódico Universal. Iniciando así un buen e ineludible comienzo en el próximo gobierno que alcance a la Presidencia. Colombia necesita paz y esta es la única vía para lograrlo.