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martes, 17 de abril de 2018

Incongruencias de la VIII Cumbre de las Américas

Por DianaLeon

Las cumbres de las Américas se plantean como un encuentro para debatir las problemáticas de la nación. Este año, la VIII Cumbre, recién celebrada en Lima Perú, tuvo como tema principal “La gobernabilidad democrática frente a la corrupción”. Y lo cierto es que desde su concepción se planteaba como una gran paradoja, marcada por elementos como la corrupción en el país sede que involucraba al propio presidente de esa nación o la exclusión de Venezuela del encuentro.

Las cumbres de las Américas, celebradas por primera vez en 1994 en Miami, Estados Unidos, se plantean como un encuentro para debatir las problemáticas de la nación. Este año, la VIII Cumbre de las Américas, recién celebrada en Lima Perú, tuvo como tema “La gobernabilidad democrática frente a la corrupción”. Y lo cierto es que desde su concepción se planteaba como una gran farsa o paradoja, desde el primer elemento de celebrarse en un país en el que su presidente, Pedro Pablo Kuczynski, dejó el poder por acusaciones y pruebas de fraude y corrupción, debilitado por su presunta relación en pagos de la constructora brasileña Odebrecht.

Esa compañía está acusada de pagar sobornos y financiar campañas de políticos en varios países de la región, escándalo que estalló y en el que se han visto implicados otros presidentes directa o indirectamente.

Vizcarra, que era el vicepresidente peruano y que en el pasado también fue acusado de corrupción por opositores sin que se le pudieran probar los delitos, asumió en lugar de Kuczynski.

En ese sentido, Paulo Velasco, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), señala que esa es la paradoja de Latinoamérica en los últimos meses o años, y es que aunque haya gobiernos o políticos de los países involucrados en escándalos de corrupción, se intenta demostrar que se vive una normalidad institucional.

Relacionado con este aspecto, un documento divulgado por la Americas Society/Consejo de las Américas, señala que nuevos escándalos que estallan en la región sugieren que las prácticas antiguas permanecen obstinadamente en su lugar, y añade que, con algunas excepciones, los gobiernos latinoamericanos no han instituido reformas que reduzcan de manera significativa las oportunidades o los incentivos para el soborno.

Compleja es también la posición de Perú y algunas naciones con respecto a Venezuela. Hablamos, específicamente del Grupo de Lima, compuesto por Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Brasil y Costa Rica. Esta instancia se formó en agosto de 2017 con el fin de analizar “la ruptura del orden democrático, busca la liberación de presos políticos y la realización de elecciones libres”.

Sin embargo, cuestionables son también las circunstancias y situaciones en las que se encuentran algunos de los países que lo conforman, además de la actitud injerencista que demuestran hacia Venezuela. Tanto así que el 13 de febrero, dicho grupo se reunió a raíz de la decisión de adelantar las elecciones en Venezuela para el 22 de abril. Y como resultado del encuentro, el previo presidente peruano avaló la decisión de marginar la presencia del mandatario venezolano Nicolás Maduro.

El tercer tema es la ausencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Esa noticia fue vista por analistas como una confirmación del desinterés del mandatario en Latinoamérica. De hecho, fue la primera vez que un presidente de EE.UU. faltó a esta cita hemisférica, impulsada en 1994 por Bill Clinton, justamente para afianzar lazos con la región.

Otro dato es que Washington es uno de los que más interés había expresado en presionar al gobierno de Venezuela, pero la ausencia de Trump también parece contradecir esa estrategia. El propio Maduro afirmó que el mandatario veía a Lima como el patio trasero y a los presidentes de México, Argentina o Colombia, los desprecia, los usa y los desusa.