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lunes, 2 de abril de 2018

El testamento escondido de Pablo Escobar

Por pratts23

Cuando estaba alcanzando la fama de narcotraficante y trataba de convertirse en un político del Partido Liberal, el 3 de octubre de 1080, Pablo Escobar Gaviria consignó un testamento que en caso de su muerte heredarían su fortuna su esposa, su hijo y un por ciento restante para su padres y hermanos.

 

En el documento, el futuro capo del cartel de Medellín puntualiza que la mitad de sus bienes en caso de muerte irían para su esposa, Victoria Eugenia Henao; a su entonces único hijo, Juan Pablo le correspondía por herencia el 37,5 por ciento de la fortuna y el 12,5 por ciento restante a sus padres y hermanos.

En este testamento no se habla de cifras específicas de dinero y los anexos de las sucesiones son casi inconseguibles; se habla de una lista de obras de arte de alto valor, ya fragmentada y vendida en el país andino. Años después con el nacimiento de su hija Manuela y la incansable persecución desatada contra los narcotraficantes, redactaría otro testamento, en el cual desheredó a algunos de sus hermanos de la herencia, que estaba valorada según el testamento en 120 millones de dólares, una cifra muy inferior a la que tasó la revista Forbes a finales de la década del ochenta, cuando valoró el patrimonio del ´´Patrón del Mal´´ en 3,500 millones de dólares. El

Juez primero penal del circuito especializado de extinción de dominio de Antioquia, revivió la historia de la fortuna del narcotraficante más famoso de todos los tiempos, cuando decidió dictaminar una orden para suprimir el dominio de 16 bienes muebles e inmuebles que pertenecen a la familia de Popeye, quien fuera la mano derecha del Capo y uno de los pocos subalterno que sigue con vida.

Pero esta decisión judicial no es solo para la familia del exmiebro del Cartel de Medellín; también empapó a la familia Escobar, al declararse la extinción del dominio de dos locales comerciales ubicados en Domo, un centro comercial en El Poblado y un auto marca Mercedes-Benz modelo 1997, propiedad de la esposa del "Zar de la Cocaína". La fortuna de Pablo Escobar, sigue dando que hablar muchos años después; y la extinción de dominio a las posesiones que hasta el día de hoy poseen su familia y sus miembros más leales, muestra que la mafia eterniza sus ganancias.