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sábado, 7 de abril de 2018

Desde los 5 años nos preocupamos por la reputación

Por Jacky

Aunque pudiera pensarse que los niños no son conscientes o no le dan importancia a su reputación hasta que van haciéndose mayores, lo cierto es que, de acuerdo con un estudio, desde sus primeros años de colegio y alrededor de los 5 años, comienzan a entender que sus acciones pueden repercutir en la opinión de quienes los rodean, como familiares, profesores y compañeros. Y además, con esta percepción, reflexionan de manera crítica acerca de su reputación.

Como asegura una revisión de estudios previos, al igual que los adultos, los niños (as) quieren ser aceptados por aquellos a quienes admiran. La revisión fue liderada por Ike M. Silver, investigador del WhartonSchool of Business en la Universidad de Pensilvania y Alex Shawn, profesor de psicología en la Universidad de Chicago.

Como explica Shaw, los psicólogos siempre han estado interesados en cómo los adultos construyen su propia identidad y a través de qué estrategias la presentan al resto de la sociedad, pero ahora han descubierto que esta forma compleja que usan los adultos para darse a conocer, con una imagen que mostramos a la gente, aparece mucho antes de lo que se creía.

Según la investigación, es alrededor de los 5 años cuando los niños empiezan a cambiar su comportamiento en dependencia de con quién se relacionen y en qué contexto, para construir una buena reputación. Además, actúan estratégicamente con el fin de modificar la imagen que proyectan al exterior.

Según los especialistas, la noción de posición social en los pequeños procede de sus mayores. En ese sentido, Silver señala que como sociedad, valoramos mucho a la construcción de la propia imagen y su presentación y los niños se exponen a este tipo de prioridades de forma bastante prematura.

De acuerdo con los especialistas, determinadas experiencias interactivas, como compartir juguetes, trabajar en equipo o atender al profesor, podrían ser algunos de los momentos en los que los menores aprenden qué es deseable o no para su reputación y las diferentes estrategias para construirla.

En ese sentido, uno de los experimentos analizados indicaba que son más generosos en situaciones en las que son conscientes de que los observan, y el esfuerzo a la hora de compartir aumenta con las personas con las que podrán tener trato en el futuro, y se reduce al interactuar con personas a las que creen que no volverán a ver.

En otro estudio, los investigadores seleccionaron aleatoriamente a un grupo de niños de una clase y les transmitieron que, a ojos de sus compañeros, tenían buena reputación. Y desde entonces, frente a la posibilidad de hacer trampa en alguna actividad, los escogidos respetaban más las normas. Esto señala que los niños gestionan hábilmente su prestigio y son conscientes de las implicaciones de su comportamiento. Además, realizan una selección y buscan que las personas a las que consideran más importantes tengan opiniones positivas sobre ellos.

Los expertos señalan que es importante conocer el momento en el que comienzan a ser conscientes de su reputación y qué percepción tienen de las variables que influyen en ella. En ese sentido, Silver plantea que hasta el momento se pensaba que esa noción se desarrollaba a partir de los 9 años, pero lo cierto es que es anterior. El investigador concluye que la pregunta de cara al futuro es qué sucede antes de los 5 años.