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jueves, 29 de marzo de 2018

Justicia en el crimen de Carlos Mena

Por Idefix

Tras varios meses de incertidumbre, la familia de Carlos Arturo Mena Rentería, defensor de los derechos humanos, líder y activista social, pudieron cerrar el penoso contexto que se desató en torno a su muerte, luego de que los asesinos del sindicalista confesaran sus actos al ser llevados a responder ante la justicia.

Los forajidos afirman ser tres disidentes del Frente Primero de las recién pacificadas Fuerzas Armadas de Colombia (Farc). Contrario a todas las expectativas judiciales Miller Castilla Molano, Wilmer Sierra Silva y Rubén Dario Triana Tabares, quienes responden a los alias de Raúl Carruciano, Farid y Jhon Valencia respectivamente, reconocieron los cargos imputados contra ellos por la Fiscalía colombiana.

A los tres implicados se les acusa de homicidios agravado y el juez ordenó como medida de seguridad la privación de libertad total hasta que los homicidas respondan ante la corte. La penitenciaria de mediana seguridad de Acacías en Meta será el lugar donde los asesinos esperen la vista en los juzgados.

De acuerdo con las pesquisas policiales, los disidentes llegaron hasta Rincón del Indio en la zona de Mapiripán, donde localizaron a Mena Rentería en su hogar. Le acusaron de una actitud servil hacia las fuerzas gubernamentales y lo privaron de la vida con un disparo. El hecho tuvo lugar el pasado 2 de diciembre de 2017.

Tras meses de indagaciones, las fuerzas policiales atraparon a “Raúl Carruciano” en el Barrio Bajo de la región de Villavicencio. A este individuo se le acusa de ser el presunto cabecilla de la comisión de orden público y finanzas para aquellos que no han aceptado la rendición de las Farc en esa área de la geografía colombiana. Los restantes complices fueron ubicados en el hotel Tequendama, en una de las áreas más céntricas de Bogotá.

Los detectives concluyeron que los asesinos pretendían acercarse a las oficinas del Grupo de Atención a Desmovilizados con la intención de comenzar el proceso de reincorporación social. A los imputados también se les acusa de organizar extorsiones y otros asesinatos selecticos en áreas cercanas a Guaviare y Meta.

Mena Rentería era reconocido dentro de su comunidad. Además, fue uno de los más de 170 líderes sociales asesinados por diversas fuerzas en Colombia a lo largo del pasado año. Sobre su cadáver, los homicidas colocaron una nota. “Lo matamos por sapo y por informante”, expresaba el papel. Para los ciudadanos de Mapiripán fue un duro golpe la perdida de luchador por los derechos comuneros. Durante varios años Mena se había dedicado a enfrentarse al grupo guerrillero que ya desde los años 90 causaba estragos en su localidad. Su asesinato fue denunciado por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.

Las autoridades consideran que el Frente Primero, reducto de las Farc, sigue manejando las rutas del narcotráfico en la región, de acuerdo con informes de la Fundación Ideas para la Paz. El grupo guerrillero es dirigido por Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco, y se cree que cuenta entre mil y mil quinientos disidentes en sus filas. También, diversas fuentes todavía denuncias que las guerrillas que se han formado a partir del desmembramiento de las Farc todavía realizan reclutamientos forzados, extorsiones, homicidios, secuestros y otras deleznables acciones.