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sábado, 17 de marzo de 2018

El té caliente previene el glaucoma

Por MaryCary

Para muchas personas el temor a perder la visión es uno de los más recurrentes, sobre todo si tienen alguna enfermedad que puede derivar en el tan temido glaucoma, una afección ocular que puede llegar a provocar la pérdida de visión y que es bastante común en la población de supera los 60 años de edad. Para ellos, sin embargo, la respuesta de prevención que tanto han buscado podría estar en la cocina de su propia casa, pues un nuevo estudio ha descubierto que el riesgo de padecer esa enfermedad es menor para quienes tienen el hábito de beber té caliente a diario.

Un equipo de científicos de las universidades de Brown en Providence, Rhode Island, y de California, en Los Ángeles, ambas en Estados Unidos, decidieron emprender el desafío de comparar cómo influyen en el riesgo de glaucoma el consumo de varias bebidas, entre las cuales se incluyen el té caliente, descafeinado y helado, así como el café y los refrescos.

La idea surge porque este padecimiento, que se caracteriza por dañar el nervio óptico y, por tanto, puede ocasionar la pérdida parcial o total de la visión; se ha relacionado anteriormente con el consumo de bebidas como el café. Ello se debe a que se ha considerado que la ingestión de café tiene un impacto en el aumento de la presión arterial intraocular, uno de los factores de mayor riesgo de desarrollar glaucoma; sin embargo, los resultados de diversos estudios en torno al tema han arrojado conclusiones diferentes.

Por otro lado, la mayoría de las investigaciones que abordan el vínculo entre estas bebidas y el riesgo de una mayor presión intraocular, se han llevado a cabo en muestras de población pequeñas, de ahí que no se consideren concluyentes.Todo ello dejó el camino abierto para las universidades estadounidenses, las cuales se trazaron como objetivo mirar más allá del café en sí mismo y extender el estudio a todas las bebidas con cafeína y las descafeinadas. Para ello los investigadores analizaron los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del periodo 2005-2006, en la cual se reunió información médica de alrededor de 10.000 personas.

Esta valiosa fuente de datos, diseñada para proporcionar una imagen detallada de la salud en la población de Estados Unidos, fue posible gracias a la aplicación de una gran variedad de herramientas, entre las cuales se incluyeron entrevistas, exámenes físicos, muestras de sangre, además de pruebas relacionadas con la visión, donde 84 participantes resaltaron por presentar alguna forma de glaucoma.

Como parte de la encuesta, los participantes fueron interpelados sobre sus hábitos de bebida, donde se les interrogó sobre la cantidad y otras particularidades del consumo de cada una de las bebidas. Por ejemplo, qué cantidad de café, té caliente, té descafeinado, refrescos y té helado habían bebido el año anterior, y también con qué frecuencia lo habían hecho. El actual análisis de esos resultados sorprendió a los investigadores, quienes descubrieron que los participantes que tenían por costumbre beber té caliente a diario tenían un 74 por ciento menos de riesgo de glaucoma.

Si bien es conocido que entre los factores de riesgo para desarrollar glaucoma se incluyen la edad, así como un historial médico de diabetes, obesidad e hipertensión; lo cierto es que para garantizar la coherencia de los resultados obtenidos, el equipo tuvo que descartar los antecedentes de diabetes y hábitos de tabaquismo de los participantes en la encuesta; de manera que no contaminaran la información reunida.

Dicha información es que no se hallaron vínculos entre el riesgo de padecer la enfermedad ocular y cualquier otro tipo de bebida tenida en cuenta en el estudio: el café en todas sus variantes, el té descafeinado, el té helado y los refrescos.

¿Por qué entonces el té caliente resulta tener propiedades preventivas, se trata de una relación causal? Los autores del estudio señalan que el té contiene fitoquímicos y flavonoides (un tipo de compuesto químico que se encuentra en las plantas), los cuales tienen reconocidas propiedades antinflamatorias, pero también anticancerígenas, antioxidantes y neuroprotectoras asociadas a las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes. Esa es la razón por la cual sugieren que no es descabellado considerar que el consumo de té podría tener un efecto preventivo, dado su efecto metabólico protector.