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lunes, 12 de marzo de 2018

El cólera sigue matando a África

Por mestiza93

Debido al último brote de cólera en Uganda, las muertes sobrepasan la cifra de 35, lo cual, según autoridades sanitarias, suma ya más de 1400 infectados. Reportado por vez primera el pasado mes, en el campo de refugiados de Kyangwali, distrito Hoima (centro-oeste), el brote se ha expandido por varias aldeas. La mayoría de las personas afectadas son los refugiados congoleños. 

Como un flagelo constante y escurridizo es el cólera para el continente africano. Epidemias cada año vuelven para repetir su ciclo de muerte y desgracia en los confines del continente negro. A partir del lunes por la noche, habíamos registrado mil 439 casos de cólera, de los cuales 35 murieron, informó el presidente del grupo de trabajo del distrito, Nicholas Kwikiriza.

El doctor añadió que se promueven los esfuerzos de las personas para acceder al saneamiento, el agua y la higiene, pero algunas comunidades tienen una cobertura baja de letrinas. Por su parte, el comisionado de Hoima, John Stephen Ekoom, aseguró que se ha intensificado la vigilancia a lo largo de la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo para garantizar que todos los refugiados sean evaluados.

El cólera es una enfermedad infecto-contagiosa intestinal aguda que generalmente se transmite a través del consumo de alimentos y agua contaminados por la bacteria Vibrio cholerae, y provoca diarrea y deshidratación severas. Países como Uganda, el Congo, Angola, resultan blancos de estas epidemias que asolan sin respiro al continente africano. La insalubridad en muchos de sus hogares y aldeas conlleva crisis sanitarias que finalmente cobran un sentido epidemiológico y dejan sin vida, muchas veces, a infantes que apenas llegan a la vida.

No es que sus padres sean responsables, sino que todo el mundo debe girar sus ojos hacia ese continente preterido para buscar soluciones permanentes a lo que ya se lleva la vida de millones. La precariedad en África se debe, en tamaña medida, a la colonización que emprendieron europeos: portugueses, ingleses, holandeses y hasta los propios españoles. ¿No sería lo más justo que a quienes incoaron el daño les toque resarcirlo? Eso sí, en todo el proceso de re-estructuración social y económica de esa tierra, deben respetarse las tradiciones culturales y lidiar de la mejor forma con ellas.