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jueves, 1 de febrero de 2018

Lucha entre hermanos fragmenta el fujimorismo

Por Julio Zambra

La lucha fratricida entre los hermanos Fujimori por el poder ha llevado a la ruptura del fujimorismo. Como consecuencia de esta división, el partido Fuerza Popular dirigido por Keiko Fujimori ha perdido la mayoría absoluta que tenía en el Congreso unicameral de 130 bancas. Han salido de su bancada parlamentaria diez de sus 71 congresistas, encabezados nada menos que por Kenji Fujimori, el hermano menor de Keiko y el hijo predilecto del ex dictador Alberto Fujimori (1990-2000). Kenji ha sido expulsado por la cúpula del partido que su hermana controla con mano autoritaria. El jefe del clan Fujimori, recientemente indultado, no se ha pronunciado hasta el momento sobre la expulsión de su hijo menor del partido armado en su nombre, pero es conocido su apoyo a Kenji, quien negoció su indulto con el presidente Kuczynski. La ruptura de Keiko con su hermano es también una ruptura con su padre, a cuya sombra ha hecho, hasta ahora, su carrera política.

Kenji Fujimori fue expulsado de su bancada por haber negociado a espaldas de su partido el indulto a su padre a cambio de diez votos de la bancada fujimorista en contra de la destitución del presidente Kuczynski -acusado por sus vínculos con la trama de corrupción de Odebrecht- promovida por su hermana Keiko, como parte de un plan para avanzar en copar el poder. Los otros nueve parlamentarios que votaron junto con Kenji contra la destitución del presidente Kuczynski a cambio del indulto a Fujimori también han salido del partido que controla Keiko.

Kenji, quien gusta utilizar personajes de la ficción para hacer referencias políticas, llama a su grupo “los avengers” y los presenta en sus redes sociales en caricaturas vestidos como los superhéroes de la película. El objeto de su venganza es la cúpula partidaria que maneja Keiko, a la que acusan de haberlos maltratado y de haber pretendido controlar sus opiniones.Conocida su expulsión, Kenji publicó en su Twitter una foto con sus nueve “vengadores” y escribió:”Uno para todos y todos para uno”.

Rodeado de todos sus “vengadores”, ante la prensa Kenji denunció ayer que habían sido “víctimas de atropellos sistemáticos” al interior de su partido, dijo que se había enfrentado a la cúpula partidaria porque había exigido una reestructuración de Fuerza Popular luego de las dos derrotas electorales de su hermana en 2011 y 2016 y presentó un documento de diez puntos en el que se habla de respaldar al gobierno de Kuczynski, contra quien su hermana mantiene una dura confrontación. Después, los diez posaron sonrientes para la foto, con Kenji haciendo la v de la victoria, aunque en realidad no había ganado nada. Los fujimoristas de la facción de Keiko los acusaron de “desleales” y de convertirse en los nuevos aliados y escuderos del gobierno.

Kenji se presenta como defensor de “la libertad de conciencia” al interior de un partido, en el cual, denuncia, su hermana no permite la mínima discrepancia, y busca crearse una imagen de dialogante y demócrata que respeta libertades y derechos en contraste con la imagen autoritaria de su hermana, pero reivindica con fervor la dictadura de su padre –condenado por crímenes de lesa humanidad y corrupción– que violó todas las libertades.

“Keiko ha perdido la mayoría absoluta en el Congreso, pero sigue teniendo una mayoría bastante holgada; es cierto que ahora el fujimorismo va a requerir algunos aliados, pero también es cierto que todo este tiempo prácticamente nunca ha votado solo. Que Alberto Fujimori esté con Kenji afecta a Keiko, pero no en una envergadura tal que la quiebre. Alberto Fujimori ya no es visto por muchos electores como el líder indiscutido del fujimorismo, Keiko ha sabido labrar un nivel de liderazgo propio. Kenji, por su parte, tiene ahora un reto grande de construir un partido propio, o tendrá que asociarse con uno ya inscrito. Y los congresistas que lo acompañan no son precisamente grandes dirigentes. En eso tiene una gran limitación”, le señaló a PáginaI12 Fernando Tuesta, politólogo de la Universidad Católica.

En las elecciones generales que deben realizarse en 2021 muy probablemente habrá dos Fujimori luchando por la presidencia, una división que complica las ambiciones de la dinastía Fujimori de retornar al poder, que en los años 90 el jefe del clan ejerció con un autoritarismo marcado por violaciones a los derechos humanos y una extendida corrupción.

“Keiko y Kenji van a competir por un mismo electorado y eso reducirá sus posibilidades. Pero para las elecciones faltan tres años y en el Perú, donde las cosas se decidan a último momento, eso es una eternidad para saber qué puede pasar”, dice Tuesta. Según una reciente encuesta de GFK, Kenji tiene una mejor imagen entre el público en general, pero Keiko es mejor vista entre los encuestados que se definen como fujimoristas.

El mismo día que el fujimorismo se dividía, Keiko recibía otra noticia, en este caso buena para sus intereses: un juez le ordenó al fiscal que la investiga por lavado de dinero y presunto financiamiento ilegal de sus campañas electorales de 2011 y 2016 que cierre la investigación en un plazo de veinte días. Esta cuestionada decisión judicial, que el fiscal apelará, amenaza quebrar esta investigación fiscal que compromete a Keiko por los millonarios aportes turbios a sus campañas electorales.