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martes, 27 de febrero de 2018

Camila Borda, el caso que hoy conmueve a la Argentina

Por Leo

Hasta las 12 del mediodía del sábado pasado, en Junín, una ciudad ubicada a 260 kilómetros de Buenos Aires, capital de Argentina, transcurría un día normal. Pero a esa maldita hora, y en una maldita circunstancia, la pequeña Camila Borda salió de su casa para nunca volver. La madre de Camila la había enviado al mercado para buscar el pan y, al rato, muy preocupada por la demora de la niña, alertó de inmediato a las fuerzas policiales. En solo cuatro horas estas encontrarían el cuerpo de la niña, estrangulado por un cable y cubierto con una bolsa de plástico en la bañera del ciudadano –si es que puede ser considerado eso- José Carlos Varela. Más tarde se descubriría que Camila había sido violada antes de morir.

Desde hacía varios días, los vecinos se habían dado cuenta de que el hombre que responde a tal identificación llamaba a las niñas del barrio detrás de un alambrado, pero no se había emitido ninguna alerta en ese sentido. De haber sucedido así, quizás hoy Camila Borda estaría viva, y no fuera una víctima más de la pedofilia, del abuso infantil, y de la falta de humanidad y sensibilidad de algunos.

Mientras la policía se topaba con tal escena, José Carlos Varela se mantenía nervioso y en silencio. Al ser detenido en el acto y sacado de su vivienda, los vecinos no perdonaron el crimen. Rápidamente varias personas rodearon la casa y tuvieron intentos de linchar a Varela. De igual forma, arrojaron piedras a la policía y prendieron fuego a dos patrullas. Los responsables del orden respondieron con gases lacrimógenos y lanzando pelotas de goma.

El acusado tiene unos 40 años y un historial limpio de denuncias. Era empleado de una finca vecina a la casa de la niña. Como asegura una residente en la misma zona que acompañó a la policía hasta el interior de la vivienda de Varela, el hombre apareció de la nada, y desde hacía días llamaba a las pequeñas mientras trabajaba en el parque.

La nena estaba muerta y escondida en la bañera. La bicicleta de ella había sido guardada en un cuarto oscuro y cubierta con una lona de color negro. Como asegura El País, los investigadores asumen que Varela logró mediante engaños y artimañas que Camila ingresara a la casa y que, luego de abusar de ella, le provocó la muerte. Como evidencia de él fue el asesino, está el hecho de que se encontraron varios rasguños en los brazos de Varela.

En el contexto de la investigación, han sido revisados tres perfiles que llevan el nombre de José Carlos Varela. Se ha comprobado que desde allí el presunto asesino seguía a unos 1.600 menores de edad en la red social Facebook, y se ha comprobado que la pequeña Camila no era una de estos.

El crimen de Camila no es único de su tipo en el país sudamericano. Este caso se suma a otros lamentables episodios tales como el de la adolescente Melina Romero, de 17 años, quien fue encontrada en septiembre del año 2014 dentro de una bolsa de residuos, presentando signos de violación; al de Chiara Páez, de solo 14 años, la cual fue asesinada por su propio novio en mayo de 2015; la niña Micaela Ortega, de 12 años, que apareció muerta por estrangulación en el año 2016, tras ser engañada mediante Facebook por un hombre mayor en Bahía Blanca, situada en el sur de Buenos Aires; y el Lucía Pérez, quizás la muerte la salvaje de todas, pues empalada, drogada y violada por tres seres despreciables en Mar del Plata, ciudad balnearia más importante del país latinoamericano.